Por Walter Valdebenito, director regional (s) del Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia, Araucanía.
Cada 25 de abril, en el marco del Día Internacional contra el Maltrato Infantil, como sociedad tenemos la oportunidad y la responsabilidad de reflexionar respecto a una de las vulneraciones más dolorosas que afectan a niños, niñas y adolescentes en nuestro país. Desde el Servicio de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia en La Araucanía, quiero levantar la voz con fuerza y señalar que, el maltrato infantil no solo destruye infancias, sino también, deja marcas y traumas en quienes son victimas de estos malos tratos.
Las cifras han ido en aumento, tal como ha señalado nuestro director nacional, los ingresos de niños, niñas y adolescentes al Servicio y a la red de protección han aumentado, evidenciando que aún queda un largo camino por recorrer en la prevención y erradicación de toda forma de violencia contra quienes más deberíamos cuidar. Detrás de cada ingreso, de cada estadística y cifras hay historias de dolor.
El llamado no solo es a la reflexión, sino que además a la acción. La protección entorno a la infancia es una tarea que nos involucra a todas y todos. Necesitamos generar conciencia colectiva, actuar de manera oportuna desde todos los espacios, tanto en ámbitos familiares, educativos, municipales y de salud, para así prevenir que el maltrato ocurra o siga ocurriendo.
Nuestro Servicio, trabaja diariamente en la reparación de estas vulneraciones en distintos niveles, pero también, en la promoción de una cultura de buen trato, respeto y reconocimiento pleno de los derechos de niños, niñas y adolescentes.
En La Araucanía durante el 2024 se atendieron más de 5 mil 600 niños, niñas y adolescentes en proyectos residenciales y ambulatorios en toda la región. Hoy, reafirmamos nuestro compromiso, continuaremos el trabajo, el acompañamiento y la restitución de derechos, impulsando acciones que transformen realidades.
Invitamos a toda la comunidad regional a sumarse a este esfuerzo. Porque proteger a la niñez y la adolescencia. ¡Es un deber de todos!
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