
Orquestas locales, teatro para todos los gustos y homenajes a Pablo Neruda o Gabriela Mistral. En la región de la Araucanía las artes ocupan un papel importante de la vida pública. Sin embargo, esto no se limita únicamente a ir al teatro, sino que el arte puede estar presente
Y si hablamos de música, mucho más aún. La música está presente aún en los sitios más inesperados. A continuación, repasaremos algunos de los lugares donde tal vez no hayas notado, pero ella siempre está.
Música en el juego, para mantener la energía
Las personas que participan en videojuegos o juegos de azar en línea a menudo no notan conscientemente la música, pero ella está ahí, cumpliendo funciones clave. Por ejemplo, la música espacial y tranquila que suena de fondo en JetX, un crash game de casino online, es un gran complemento para el juego, y los efectos de sonido del movimiento del jet y su eventual choque están perfectamente logrados.
Desde los títulos clásicos de 8 bits hasta producciones orquestales contemporáneas, la música en los videojuegos y de los juegos de casino en linea no sirve únicamente para generar ambiente, también guía al jugador, anticipa situaciones, aporta tensión o alivio y genera vínculos memorables con personajes o escenas.
Basta con oír unas notas del tema de apertura de The Legend of Zelda o del Final Fantasy para sentirse transportado inmediatamente a ese universo.
Incluso, hay grandes compositores involucrados en la música, ya que se convierte en parte de la identidad del título, por ejemplo la creación de Gustavo Santaolalla, su icónico rasguido, quedará grabado en la memoria de todos los que han jugado al The Last Of Us.
Ambientación en locales comerciales
El uso estratégico de la música en tiendas y espacios comerciales ya no es una casualidad, sino una decisión basada en estudios de neuromarketing.
Está demostrado que la música puede influir en el comportamiento de compra, alterar el estado de ánimo de los consumidores y aumentar el tiempo que pasan en un establecimiento (aumentando las posibilidades de que compren).
Según datos citados por Retail TouchPoints, una ambientación musical adecuada puede elevar las ventas hasta en un 9 % a través de una selección musical pensada para activar emociones positivas, generar sensaciones de comodidad y establecer una conexión sutil con la marca.
Por ejemplo, en tiendas como Zara o H&M, la música enérgica y contemporánea acompaña el ritmo acelerado de las compras, mientras que otros negocios, con otros estilos, usan música más relajada para que las personas se sientan sumamente cómodas.
A lo anterior se suma que muchas marcas adaptan la música según el perfil demográfico de sus clientes, la hora del día o incluso el día de la semana. Una tienda puede reproducir música más tranquila por la mañana para clientes mayores y pasar a ritmos más activos por la tarde, buscando atraer a un público más joven.
La música, entonces, se convierte en una herramienta flexible para influir en los estados de ánimo y acompañar la experiencia de consumo.
El poder del jingle
Si hay un formato musical especialmente diseñado para quedarse en la memoria, ese es el jingle. Según el diccionario de Oxford, se trata de una melodía breve, pegadiza y fácil de recordar, empleada principalmente en publicidad.
El objetivo de un jingle es claro: lograr que el consumidor asocie esa melodía con una marca específica. Frases como “siem-pre, Co-ca-Co-la” o “Me encanta” no solo evocan a los productos que representan, sino también emociones, contextos y recuerdos personales.
La efectividad de los jingles radica en su simplicidad. No requieren que el oyente memorice un mensaje largo ni que preste atención activa. Solo necesitan repetición y musicalidad para fijarse en la mente.
Y como la música tiene la capacidad de activar áreas del cerebro vinculadas a la memoria emocional, el vínculo que se crea entre consumidor y marca es más duradero que con otros formatos publicitarios.
¿Música de películas o películas de música?
¿Los clásicos del cine serían lo mismo si no tuvieran música? Seguramente no. Pensemos en Tiburón y la icónica música de John Williams, el mismo autor que nos fascinó en Jurassic Park o Harry Potter… ¿Tendría el mismo impacto Interestelar sin la épica atmósfera sonora creada por Hans Zimmer?
La música incidental, conocida en inglés como score, es la que se compone especialmente para acompañar escenas de una película. A diferencia de la banda sonora (soundtrack), que incluye canciones ya existentes seleccionadas por el director, a menudo de pop o rock, la música incidental suele ser instrumental, larga, orquestada y compuesta específicamente para seguir el hilo narrativo del filme.
Compositores como Ennio Morricone, Jerry Goldsmith, James Horner o Vangelis han elevado este género a la categoría de arte. Sus obras no solo acompañan las películas, sino que las definen. La música puede anticipar el peligro, reforzar una escena emocional o dar ritmo a una secuencia de acción. Sin ella, muchas películas perderían gran parte de su impacto.
También es común encontrar música incidental compuesta por artistas de géneros populares, como Queen para Flash Gordon o Pink Floyd para More. En estos casos, la frontera entre score y banda sonora se difumina, dando lugar a fusiones experimentales y únicas.
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