Experta de UST Temuco analiza amenaza de influenza aviar que suspendió temporalmente la importación de pollo desde Argentina

Experta de UST Temuco analiza amenaza de influenza aviar que suspendió temporalmente la importación de pollo desde ArgentinaEl anuncio de la suspensión de importaciones desde Argentina fue confirmado el 25 de agosto por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), luego de detectarse un brote de influenza aviar en dicho país. La medida, difundida por medios nacionales, busca resguardar la condición sanitaria de Chile y proteger a la industria local, en un escenario donde Brasil ya había enfrentado restricciones similares meses atrás.

La influenza aviar altamente patógena (HPAI) se ha convertido en una de las mayores preocupaciones sanitarias del continente. Los recientes brotes detectados en Brasil y Argentina, sumados a la suspensión de importaciones decretada por Chile, han puesto nuevamente en evidencia la fragilidad de la industria avícola frente a este virus.

La enfermedad, causada por distintos subtipos del virus de influenza tipo A, afecta principalmente a aves domésticas y silvestres, y se transmite a través del contacto con animales infectados o superficies contaminadas. En casos de variantes altamente patógenas, como H5N1, los brotes provocan mortalidades masivas, obligando a sacrificios sanitarios y restricciones comerciales inmediatas.

“La influenza aviar no solo compromete la producción avícola, sino que también plantea riesgos de salud pública. Aunque la transmisión a humanos es poco frecuente, el virus ha demostrado capacidad de adaptación y eso obliga a mantener una vigilancia constante”, explica Nancy Ruiz, docente de Medicina Veterinaria de la Universidad Santo Tomás Temuco.

El primer registro de transmisión a personas ocurrió en 1997 en Hong Kong, y desde entonces se han reportado casos esporádicos en distintos continentes. Mutaciones en las proteínas del virus le permiten adaptarse a los receptores respiratorios de mamíferos, lo que explica los contagios documentados en zorros, visones, gatos e incluso bovinos.

En el caso de Chile, el riesgo es doble: sanitario y económico. El país logró recuperar en 2023 su estatus de libre de influenza aviar altamente patógena, tras intensas campañas de erradicación y sacrificio sanitario. Sin embargo, la situación en países vecinos obliga a reforzar los controles.

“Cada brote cercano incrementa la posibilidad de reintroducción del virus a través de aves migratorias o comercio informal. Por eso, Chile debe sostener una política estricta de bioseguridad y vigilancia epidemiológica permanente”, enfatiza Ruiz.

La dimensión comercial tampoco es menor. Con la suspensión de importaciones de carne aviar, huevos y subproductos desde Brasil (mayo 2025) y Argentina (agosto 2025), Chile busca proteger su mercado interno, pero al mismo tiempo debe reacomodar su abastecimiento. “Mantener el estatus sanitario es clave para que Chile siga exportando a mercados exigentes como la Unión Europea y Asia. Cada medida preventiva no solo protege la producción local, también resguarda la estabilidad de la industria”, agrega la académica.

En este escenario, el rol del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ha sido decisivo. Ante el brote argentino, la institución decretó de inmediato la suspensión temporal de importaciones, reforzó los puntos fronterizos y llamó a la industria a extremar medidas de control.

La influenza aviar, más allá de una amenaza para las aves, representa un desafío global para la seguridad alimentaria y la salud pública. Chile, consciente de esa realidad, apuesta por una estrategia donde la bioseguridad, la cooperación internacional y la vigilancia epidemiológica se convierten en sus principales barreras de protección.

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