Yo le creo a Carmen Gloria Quintana

Señor director:

Hace 33 años, el 02 de julio de 1986, resultaste quemada con más del 60% de tu cuerpo al ser detenida por una patrulla militar mientras intentabas armar una barricada con neumáticos y combustible. Algo que está en tus propias declaraciones y en la del resto de los que te acompañaban. También portabas bombas incendiarias que tenían como destino a otras víctimas inocentes. Bombas similares a las que se usaron al día siguiente de tu tragedia.

Me refiero a Guillermo Farías quien, en otro lugar de Santiago, en la tarde del 03 de julio, con una bomba similar a la que tú portabas, fue quemado con ácido junto a otros seis pasajeros que viajaban en un bus de la locomoción colectiva. Él, con su cara desfigurada por las quemaduras de ácido y después de tres días en coma en la Posta Central, también logró sobrevivir. Una victima invisible de la que pocos saben o conocen su dramática historia. Una historia que la Vicaría de la Solidaridad intentó cambiar, para hacer parecer culpable a los militares y así poder obtener todos los beneficios que tú has logrado hasta ahora. No lo aceptó y por lo mismo su historia fue acallada. Su historia está en Google, en el sitio WEB “Víctimas del Terrorismo”, también en la Revista Que Pasa de noviembre de 1986.

Ambas historias las condeno enérgicamente. Algo que nunca debió haber sucedido. Jamás un chileno, un patriota —por el solo hecho de pensar distinto o cumplir con el deber que la sociedad le demanda— debiera sufrir el castigo de un arma tan cruel e inhumana como una bomba incendiaria. Armas que una parte de nuestra sociedad justifica y permite, sobre todo en manos de jóvenes inexpertos que no miden sus consecuencias. En el “Caso Quemados” los responsables fueron juzgados, dictándose sentencia el año 1994, lo que le significó años de cárcel efectiva al comandante de la patrulla que te detuvo. Por su parte, Guillermo Farías aún espera justicia y reparación. Para él no hubo nada porque nunca quiso involucrar a un inocente, como sí se lo pidió la Vicaría de la Solidaridad.

Pero tú historia no había terminado. El año 2013 el Juez Mario Carroza, reabrió la causa “Caso Quemados”, desechando el principio jurídico de “cosa juzgada” y desestimando lo aprobado en el año 1994 por la Excelentísima Corte Suprema aceptando, además, la inédita y mentirosa declaración de un exsoldado que, 33 años después, cambia su versión. Como resultado de lo anterior, este año 2019 el teniente Julio Castañer es condenado a 10 años de prisión.

Necesario es precisar que, en tus declaraciones, hasta el día de hoy, nunca nombras a Julio Castañer, tampoco lo identificas dentro de los que te detuvieron, esos que reconoces como los militares con camuflaje, fusiles y cara pintada de negro. Creo saber bien porque nunca lo nombras. Tú siempre has hablado con la verdad y sabes que él no te detuvo ese día, tampoco fue el que te golpeó o el que te roció con combustible, no fue el que te lanzó tu propia bomba incendiaria ni el que vestía de camuflaje con la cara pintada y menos, el que te dejó herida y abandonada camino al hospital. Julio Castañer tenía un rol y una misión completamente diferente, estaba para mantener informado al Comandante de Regimiento de todo lo que estaba sucediendo en su zona de responsabilidad. Para su propia seguridad y desplazamiento vestía de civil y sin la cara pintada. De haber participado en tú detención y apremios ilegítimos lo haría nítidamente reconocible, más aún cuando se vivían las 08:10 de la mañana.

Una causa reabierta 33 años después, solo porque el exsoldado Fernando Guzmán buscando, al parecer, una injustificada reparación económica o afectado por un supuesto sentido de culpabilidad o arrepentimiento— cambió su versión. Esa que mantienen los otros 30 soldados. Esto, el cambio de versión de un solo soldado entre otros treinta, es lo que burda y torcidamente, algunos pretenden identificar como el rompimiento de un supuesto pacto de silencio. Un pacto que habría roto un exsoldado, cuyo desempeño como tal, sería importante conocer, al igual que su situación social, económica y psicológica, previa a su nuevo e inverosímil relato. También, sería interesante saber si antes del año 2013, fecha en que se reabre el “Caso Quemados”, recibió ayuda, cooperación, apoyo económico o facilidades para acceder a algún beneficio que no le correspondía. De ser así, se debería denunciar a quienes, a través de mentiras y engaños, reconstruyeron una nueva y falsa versión.

Pero, hay otra gran verdad. El soldado Riquelme, quien era tú custodio cuando fuiste detenida, durante los nuevos interrogatorios en el año 2015, contradiciendo la versión del soldado Fernando Guzmán, declara ser el culpable de haber pateado accidentalmente una bomba incendiaria con la cual se inició el fuego que inflamó tu cuerpo. Un nuevo antecedente del cual, tanto tú como Julio Castañer, se enteraron en ese año, pero que fue desestimado por el juez Carroza.

Julio Castañer nunca te detuvo, nunca estuvo junto a ti y fue el Oficial que vestía de civil sin cara pintada y sin tenida de camuflaje, características estas últimas, con las cuales siempre has identificado a quienes te detuvieron, te agredieron y te abandonaron herida, ese 02 de julio de 1986. No solo eso, además era un Oficial menos antiguo que el comandante de la patrulla que te detuvo. Para ser más exactos, reglamentariamente no tenía relación de mando con ninguno de los 1.000 soldados que ese día resguardaban el orden público. En otras palabras, no podía mandar a ninguno de ellos.

Julio Castañer fue condenado sin nunca haber conoció al Juez Mario Carroza. Un juez que reabrió la causa 33 años después y nunca conversó con él. Lo conoció solo por los diarios y la televisión. Dicho de otra forma, pareciera que al Juez Carroza no le interesó ni le importó conocer a Julio Castañer. ¿Cuál sería el motivo que le impidió mirarlo a los ojos para decirle que lo condenó a 10 años de cárcel?

Muchos exuniformados han asumido sus culpas o sus responsabilidades de mando, otros están condenados de por vida y, los menos, ya han cumplido condena regresado a sus hogares. También algunos, reconociendo su culpabilidad, han manifestado su público perdón, pero entre unos y otros, no me cabe la menor duda de que más de algún inocente está sufriendo una persecución o alguna condena injusta.

Carmen Gloria, nunca has mentido y esa es una de tus mayores fortalezas. ¿Permitirás que el juez Carroza con su sentencia desacredite tus declaraciones? De hacerlo, te pondrás a la misma altura del embustero soldado que, 33 años después, cambió su versión, por motivos que es justo y necesario investigar. De lo contrario, puedes mantener tu versión y apoyarla en la nueva declaración del soldado Riquelme, tu custodio, el que el año 2015 reconoce haber pateado accidentalmente la bomba incendiaria.

Del mismo modo, espero que algún día la justicia llegue al hogar de Guillermo Farías, como también a cientos de otras víctimas inocentes abandonadas por los jueces y la justicia prevaricadora que se ha instalado en Chile, a la par con los narcos, la colusión económica y la corrupción política.

Atentamente,

Christian Slater Escanilla.

Coronel del Ejército de Chile.

Columnista de “The Times Chile”.

Columnista de “El Ojo Digital”, Argentina.

3 comentarios

  1. Es terrible saber al nivel que puede llegar la corrupción de jueces, fiscales y otros. Hasta donde llega el odio y la avaricia, que no les importa en nada el daño que pueden causar.
    Aberrante Carrosa, vergüenza nacional

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