Ejecutores de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) entregan alternativas fáciles para producir compost con los residuos hogareños y así aportar al compromiso de reducir el 30% de emisiones GEI al 2030 y llegar a la carbono neutralidad al 2050.
Diferentes ejecutores de proyectos impulsados por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) entregan alternativas sustentables para la producción de compost con los residuos que se generan en los hogares, a fin de ser utilizados como abono o fertilizante natural para estabilizar los suelos de jardines, huertos y/o plantas.
El compost es el resultado de la descomposición aeróbica – aquella que ocurre en presencia de oxígeno – de residuos orgánicos húmedos y secos tanto de animales como de vegetales. Rafael Larraín, ejecutor a cargo del centro de ganadería regenerativa, iniciativa apoyada por FIA, sostuvo que el compost permite la “regeneración de suelos a cualquier escala. Todo lo orgánico que va a la basura, termina en un vertedero y ahí se descompone produciendo metano, un gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el CO2. Si lo utilizamos en la casa, durante el proceso hay una parte que se convierte en CO2 y el resto queda en el compost-humus que termina en el suelo. El resultado es menos GEI y mejores suelos”.
En esa línea, el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre, sostiene que “Chile tiene el compromiso de reducir el 30% de emisiones GEI al 2030 y llegar a la carbono neutralidad al 2050. Desafío que desde FIA nos hemos propuesto aportar en cada una de las iniciativas que impulsamos; uno de nuestros ejes transversales es que la sustentabilidad sea clave en todo nuestro quehacer. Sin embargo, sabemos que es importante el apoyo de cada una de las personas para lograrlo. Por otro lado, la innovación en el agro debe ser estimulada en cada una de sus fases así que el hacer abono con nuestros propios residuos puede ser un precedente principalmente para la edad temprana”.
Té de plátano
Alejandro Yacuzzi, creador de Liquen Austral, innovación FIA de abonos para plantas con microorganismos de la selva valdiviana, propone el té de plátano, muy común en la botánica y jardinería. Este elemento es fundamental para el crecimiento vegetal, junto con el nitrógeno y el fósforo. “Es un abono ecológico rico en potasio que se puede elaborar de forma muy sencilla en nuestro hogar. Para hacer el té, simplemente debemos trozar la cáscara de 5 plátanos, sumergirlas en 1 litro de agua y dejar 15 minutos a fuego medio. El té se aplica en la época de floración o frutos, siendo ese momento en el cual la planta necesita el potasio en mayor medida”. Las cáscaras que se utilizaron, una vez se cuela el té, pueden ser descartadas a la compostera sin problema alguno.
Compost con botellas
Por su parte, la bióloga y Mg Ciencias Biológicas, María Antonieta Reyes, invita a reciclar botellas plásticas para hacer compost en maceteros con plantas. “Este es un sencillo sistema para hacer compost en terrazas de departamentos o en casas con patios pequeños”.
¿Cuáles son los materiales? Se necesitan botellas plásticas de distinto tamaño que serán las composteras y que quepan en los maceteros con las plantas. Para compostar, se necesita mezclas de diferentes desechos orgánicos húmedos (cáscaras de frutas y verduras, restos de té, y café, flores, plantas y hojas verdes) y secos (papel sin tinta y restos secos de hojas, flores y poda, cáscaras de huevo en menor proporción), los cuales aportan calcio a la tierra. Los desechos deben ser cortados en pequeños trozos. Para lograr un compost más nutritivo y en menor período de tiempo, alrededor de un mes se requiere integrar al sistema lombrices, específicamente lombrices californianas.
En primer lugar, dice Reyes, la botella perforada debe ser enterrada en el macetero con las plantas, luego se agrega intercalando en capas, los desechos húmedos y secos. Comenzando con una porción de tierra más restos de desechos orgánicos secos y luego una capa de desechos húmedos. Así sucesivamente. Cada capa de un espesor entre dos a tres cm aproximados, para facilitar el trabajo de los microroganismos, hasta llenar la compostera, terminando con una capa de desechos secos, para evitar la llegada de mosquitas.
Luego, se procede a regar el macetero con las plantas y el contenido de la compostera para mantener siempre la humedad. Allí, se pueden incorporar las lombrices. Se cierra la tapa de la compostera. “Es importante evitar el exceso de agua, porque favorecería un ambiente anaeróbico, produciéndose malos olores y pudrición del contenido”, dice Reyes, agregando que a medida que se va produciendo la transformación del compost, se generan cambios en el color, textura y reducción en el volumen del contenido.
Finalmente, una vez transformado el compost, retiramos la botella enterrada en el macetero, lo volcamos en un recipiente para recuperar las lombrices y así iniciar nuevamente a preparar otro ciclo de compost. El producto final es un abono natural para las plantas.
Té de compost
Las agrónomas Cecilia Céspedes y Soledad Espinoza, miembras del equipo del proyecto FIA – ejecutado por Infor – sobre la reconstrucción productiva y restauración ecológica post incendios en la región del Biobío; sugieren el té de compost. Es un biofertilizante líquido cuyos ingredientes son compost (hecho en casa) y agua. Se obtiene, como se deduce del nombre, remojando compost en una bolsa dentro de un recipiente con agua. En este proceso es indispensable la presencia de aire, para estimular la multiplicación de microorganismos aeróbicos. El té de compost se aplica a las plantas como abono foliar y por el riego para incrementar la actividad biológica del suelo. La producción de este producto se puede dar a pequeña escala en baldes y a gran escala usando biorreactores con inyección de oxígeno. La preparación se debe mantener siempre a la sombra y cuando esté listo, después de siete días de reposo, el líquido tendrá un color oscuro, más denso que el agua.
Olores
Si bien las alternativas de una Agricultura Regenerativa desde casa pueden leerse fácil, los expertos entregan algunas recomendaciones para evitar abandonar la práctica por los malos olores o temor a que lleguen insectos, bichos o aparición de patógenos. Una de ellas, es evitar el uso de residuos orgánicos complejos en su composición; como restos de carnes, aceites, grasas, restos de comidas y materia fecal.
Además, sugieren siempre agregar materiales ricos en carbono porque la basura domiciliaria es normalmente alta en nitrógeno y agua. Los materiales que se pueden agregar son hojas secas del jardín, papel o cartón (ojalá con la menor cantidad posible de tinta).
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