La crisis hídrica vino para quedarse y es importante hacer inversiones definitivas para solucionar el problema. Una herramienta que puede ayudar a paliar dicha necesidad en la pequeña agricultura, particularmente en sectores rurales, es la cosecha de aguas lluvia. Se trata de una alternativa de abastecimiento hídrico basado en la captación, almacenamiento y aprovechamiento de las precipitaciones pluviales (agua de lluvia) para el uso cotidiano, ya sea humano o en la agricultura y ganadería. Una tecnología que no ha sido aprovechada en todo su potencial.
En este contexto, el Gobierno Regional de La Araucanía, a través de INIA Carillanca ejecuta el programa “Incorporación de una nueva fuente de disponibilidad hídrica en zonas de rezago de La Araucanía, a través de la implementación de Módulos Tecnológicos EPA: Energía, Producción y Agua”. Más de un 90% de los usuarios beneficiados son mujeres, muchas de ellas jefas de hogar, quienes pueden disponer de agua para producir hortalizas destinadas al consumo familiar.
Para conocer el trabajo que INIA ha realizado con esta tecnología, de gran relevancia para la pequeña agricultura, el gobernador de La Araucanía, Luciano Rivas, y la directora nacional de INIA, Iris Lobos, visitaron dos experiencias en la comuna de Galvarino, donde fueron recibidos por su alcalde Marcos Hernández. Se trata de dos unidades demostrativas con módulos de cosecha de aguas lluvia establecida por INIA en el predio de Fernanda Espinoza Inal, y el matrimonio compuesto por Eladio Huenulchureo y su esposa Magaly Huenupi, en la comunidad Huenchual de Galvarino.
La cosecha de agua lluvia para la producción agrícola, debido a la escasez de agua para riego, producida aparentemente por el cambio climático, está adquiriendo una gran importancia para la pequeña agricultura. En este sentido, la relevancia del programa financiado por el Gobierno Regional y ejecutado por INIA, permitió que 122 familias de La Araucanía (Traiguén, Galvarino, Curacautin, Victoria, Temuco y Padre Las Casas), contaran con agua para sus cultivos de hortalizas, lo cual ayudó al bienestar social de las familias rurales y fomentó sistemas productivos que incrementaron los ingresos mejorando la seguridad alimentaria.
Sobre la importancia de promover programas en esta línea, el gobernador Luciano Rivas señaló que “buscamos tecnología o alternativas para poder hacer un buen uso del agua, en este caso, a través de la recolección de aguas lluvias que se utilizarán para riego en el verano. El desafío del agua lo hemos tomado como Gobierno Regional, no solamente desde el punto de vista del agua potable rural, sino que también, con acciones innovadoras poniendo el foco en el agua como un bien para el sistema productivo regional y de cómo sacamos nuestras familias adelante con este tipo de iniciativas”.
Sobre el funcionamiento de esta técnica el gobernador Rivas también comentó que “estos estanques de acumulación de aguas lluvias permiten que los pequeños agricultores de esta zona puedan utilizar estas aguas de forma eficiente, con riego por goteo, con las aguas que se recolectan durante el invierno con estanques de 10 mil litros cada uno, que abastecen el invernadero y les permiten tener una fuente de ingresos estable, considerando un tema que es tan importante hoy día como lo es la crisis hídrica”.
Iris Lobos, directora nacional de INIA expresó que “nosotros estamos muy preocupados de trabajar con los problemas productivos territoriales, y por eso este tipo de actividades y la vinculación entre servicios, para poder dar respuestas oportunas dándole a las familias un retorno económico positivo (…) Este trabajo que se realiza en conjunto, está aportando a que la agricultura familiar campesina pueda salir adelante con herramientas tecnológicas, que apoyamos como INIA, pero que no se podría realizar sin el apoyo brindado por el Gobierno Regional”.
La noción de que la dieta campesina suele ser más abundante, variada y barata en comparación a la de muchas familias de escasos recursos en zonas urbanas hoy está cambiando, ya que muchos de los huertos rurales de las familias campesinas que están presentes en el territorio, se ven afectados porque no disponen de agua para riego. La tecnología de colecta, almacenaje y aprovechamiento de aguas lluvias es un paliativo a la problemática general que implican la escasez de este vital recurso.
El alcalde de la comuna de Galvarino, Marcos Hernández dijo “tenemos un convenio con el Gobierno Regional que funciona desde el año 2019, el cual ha ido aumentando el financiamiento durante estos años, y lo que estamos observando acá es algo que agradecemos enormemente, ya que en la región y en el país tenemos una escasez hídrica tremenda, y esto para los productores es una palanca productiva”.
Fernanda Espinoza es beneficiaria de una de las experiencias del programa y destacó la importancia de poder contar con esta tecnología y apoyo del programa, “como agricultores ha sido un importante aporte, nos permite obtener recursos para nuestras familias y así también aprender cosas técnicas y teóricas en terreno. Por eso agradezco al Gobierno Regional e INIA que cada mes nos permite tener nuestra cosecha, poder ir a la ciudad y tener más recursos”.
Muy importante es fortalecer las competencias de los agricultores y equipos técnicos en estas tecnologías, por lo cual este programa considera un fuerte componente en el tema capacitación. La incorporación de las EPAs en las comunas descritas en este programa ayudará por un lado al bienestar social de las familias rurales y por otro fomentar sistemas productivos rentables que les signifiquen incrementar sus ingresos familiares así como mejorar la seguridad alimentaria. Así, potencialmente la implementación de estos sistemas EPAs puede significar además del ahorro de agua que el Estado gasta a través de los camiones aljibes, mejorar los sistemas productivos de las familias de las comunas rezagadas.
El programa, financiado por el Gobierno Regional y ejecutado por INIA que inició el 2019 y finaliza en diciembre de este año.
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