Francisco Huenchumilla
Jaramillo
Senador
Hace unos días, la ciudad de Temuco fue sacudida por una noticia alarmante: el secuestro de un recién nacido de cinco días de nuestro Hospital Regional. Este incidente ha generado una profunda preocupación y un llamado urgente a revisar las medidas de seguridad con que contaría nuestro principal centro de salud.
A primera vista, uno podría suponer que el secuestro de un paciente recién nacido de uno de los principales hospitales del sur de Chile fue obra de un grupo altamente organizado, con avanzadas capacidades técnicas en seguridad, capaz de vulnerar todos los sistemas de protección del hospital. Sin embargo, la realidad es mucho más simple y perturbadora. Fue una mujer que, aparentemente actuando sola, vestida de negro, se hizo pasar por personal de salud, entró al cuarto piso, al parecer sin inconvenientes ni control, tomó al bebé y luego se fue en un micro a su casa.
Esto plantea una serie de preguntas inquietantes: ¿Qué falló? ¿Fue el personal de seguridad que no controló adecuadamente a las personas en la entrada? ¿Falló el personal de salud, que no advirtió la presencia de una persona extraña? ¿Falló la organización del hospital y sus sistemas de control de acceso?
Lo que está claro es que necesitamos realizar un examen exhaustivo de la seguridad en nuestro Hospital Regional e implementar mejoras significativas en la seguridad que incorporen nuevas tecnologías y la capacitación adecuada del personal.
Este tipo de incidentes, de robo de recién nacidos, no es exclusivo de nuestro país; han ocurrido en otras partes del mundo y se han tomado medidas efectivas que podemos seguir como ejemplo.
En el Hospital de Harlem, Nueva York, un incidente similar llevó a la implementación de estrictas medidas de seguridad, como pulseras de seguridad con tecnología RFID, para los recién nacidos, que activan alarmas y bloquean puertas automáticamente si un bebé es llevado fuera de las áreas designadas sin autorización.
En nuestro hospital, es crucial establecer sistemas de control de acceso con zonas restringidas donde solo el personal autorizado y los padres con identificación adecuada puedan ingresar. Las puertas deben estar equipadas con cerraduras electrónicas y sistemas de identificación biométrica para garantizar que sólo las personas autorizadas tengan acceso a áreas críticas.
Adoptar tecnologías avanzadas como éstas, puede hacer una gran diferencia en la protección de nuestros pacientes más vulnerables.
La creación de entornos hospitalarios seguros y protegidos debe ser una prioridad en todo el sistema de salud para asegurar que incidentes como el ocurrido en Temuco no se repitan. Este incidente no sólo es un llamado de atención, sino una oportunidad para mejorar y garantizar la seguridad en nuestras instituciones de salud. No podemos permitir que un evento tan alarmante vuelva a ocurrir. La protección de nuestros recién nacidos debe ser absoluta y no negociable.
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