Cabo Segundo Maribel Lepin Antinao: “Siento que estoy aportando con mi granito de arena al país, y eso me hace feliz”

1A sus 28 años, la Cabo Segundo Maribel Lepin Antinao no solo viste con orgullo el uniforme del  Ejército de Chile, sino también una vocación que la acompaña desde la infancia: el deseo profundo  de cuidar a los demás.

Oriunda de Temuco, Maribel es Técnico en Enfermería de Nivel Superior (TENS) y Enfermera Militar  de Combate, lleva cinco años de servicio en el Hospital Militar de Antofagasta. Hoy vive una  experiencia totalmente distinta: el terreno y la patrulla, desplegada en una Operación Militar  Distinta a la Guerra (MOOTW, por su sigla en inglés) en la Jefatura de Área Fronteriza (JAF)  “Antofagasta”.

«Siempre me gustó ayudar. Mi abuelo estuvo enfermo durante mucho tiempo, y desde ahí supe que  quería dedicarme a esto», relata con la voz serena pero firme. Estudió Técnico en Enfermería por  vocación, y fue durante sus años como estudiante cuando descubrió la posibilidad de unirse al  Ejército. Lo vio como una forma de unir dos mundos: el cuidado y el servicio.

Su ingreso a la Escuela de Suboficiales no fue fácil. «Venía del mundo civil, no hacía deporte y no  conocía nada de las formas militares. Al principio me costó mucho adaptarme», confiesa. Pero lo  que la sostuvo fue su determinación y el aliento constante de su familia. “Mi mamá, mi abuela, todos  estaban detrás diciéndome: ‘¡Dale, tú puedes!’”.

Esa perseverancia durante su periodo en la escuela, la motivó a continuar con la preparación física,  con el único fin de mantener un estado apto a la función militar. “Ahora estoy corriendo 21  kilómetros, he obtenido podio en distintas competencias en mi categoría y eso es gracias a la  preparación que me entregó el Ejército y que yo decidí potenciar”.

Hoy, equipada con un desfibrilador, oxígeno y una mochila de trauma, Maribel es una de los  enfermeros militares de combate que integra la patrulla. “Reviso mi equipo y los insumos todos los  días y así adaptarnos a las condiciones del despliegue”, explica. Y aunque el entorno ha cambiado,  su rol esencial se mantiene: brindar los primeros auxilios en caso de emergencia, estar preparada,  cuidar.

Asegura que la experiencia de trabajar en equipo en este despliegue ha sido enriquecedora. “Acá  todos nos apoyamos. Mis compañeros me enseñan cosas del terreno y yo aporto desde lo clínico.  Eso hace que funcionemos como una verdadera familia”.

Para Maribel, el uniforme militar no es solo un símbolo de orden y disciplina, sino también de  realización personal. “Estoy cumpliendo mis sueños, esto es simplemente maravilloso, siento que  estoy aportando con mi granito de arena al país, y eso me hace feliz”.

A kilómetros de su hogar en Temuco, con el desierto como escenario y la vocación de servicio como  impulso, la Cabo Segundo Maribel Lepín Antinao es una más de los miles soldados, hombres y  mujeres, desplegados con la misión de resguardar la soberanía y contribuir a la Defensa del país.

Dirección de Comunicaciones Estratégicas del Ejército.

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