La actividad se enmarcó en el Segunda Escuela de Negocios para emprendedores (as) indígenas que financia CONADI en la Región de Arica y Parinacota con $57 millones destinados a este tipo de pasantías especializadas, además de capacitaciones, asistencia técnica para ejecución de proyectos productivos, seminarios, y evaluación de proyectos.
“Como CONADI hemos apoyado a cientos de emprendedores del etnoturismo, porque es la mezcla perfecta para que las comunidades puedan desarrollarse, mostrar su artesanía, su gastronomía, y siempre hemos buscado las mejores prácticas, hemos enviado gente a México, Canadá, Nueva Zelanda, y consideramos que también es importante que exista el intercambio a nivel nacional entre los distintos pueblos indígenas”, señaló Jorge Retamal Rubio, director nacional de la CONADI.
En este caso se trató de una imagen inédita: representantes del pueblo aymara acostumbrados al escaso oxígeno del altiplano y la aridez del extremo norte de Chile, ahora caminando entre araucarias milenarias y bosques lluviosos en plena cordillerana de La Araucanía.
Fue un viaje de 2.200 kilómetros financiado por CONADI, primero en avión y luego en bus, para llegar hasta la comunidad pehuenche de Quinquén, donde fueron recibidos por el mismo lonco Ricardo Meliñir con un matetun al interior de una ruca pehuenche, donde además del mate compartieron piñones cocidos, tortillas y escucharon relatos pehuenches.
Entre araucarias
Ya recuperados del largo viaje, la delegación del norte acompañada por guías pehuenches se internó en los bosques de araucarias, habilitados con senderos turísticos por la comunidad de Quinquén, conociendo lugares e historias locales, para luego regresar a un almuerzo de asado de cordero al palo en la ruca pehuenche.
Por la tarde, las visitas fueron invitadas a “piñonear”, una de las tradiciones ancestrales del pueblo pehuenche, donde se extrae el piñón desde la araucaria con palos y lazos habilitados para esta tarea que los pehuenches realizan con singular destreza, para finalmente trasladarse a su alojamiento en la hostería “Folil Pehuenche” de Lonquimay.
Al día siguiente, en la misma ciudad, visitaron la fábrica de productos gastronómicos “Wen Kimey” y la tienda de artesanía “Karru Mahuida”. Desde allí se trasladaron a Melipeuco, pasando por los espectaculares paisajes de las lagunas Galletue, Icalma y del volcán Llaima, pernoctaron y se alimentaron en el albergue “Relmucura”, emprendimiento familiar mapuche, desde donde visitaron el salto Truful-Truful, a los pies del Llaima y un centro ceremonial mapuche en las cercanías del pueblo.
"Nos gustaron mucho las experiencias vivenciales, la caminata por la cordillera, la recolección de piñones, porque nos mostraron la forma en que viven los pehuenches, como ellos subsisten gracias a estos frutos", señaló Jacqueline Riveras Romero, de Codpa, al interior de Arica, agregando que "esto nos enseña también a valorar lo que nosotros vivimos, donde actividades diarias y la gastronomía pueden ser aspectos muy interesantes para el turista que nos visita".
"Las visitas se sorprendieron con todo lo que vieron acá, se fueron maravillados por la atención y especialmente por la experiencia que vivieron en la comunidad indígena de Quinquén, admiraron el espíritu de emprendimiento con que estamos trabajando y que esperan aplicar en sus lugares de origen", agregó Joaquín Meliñir, guía durante la visita de la delegación e integrante de la comunidad pehuenche de Quinquén.
Valle y Lago Budi
Posteriormente, descendieron hasta el valle de la Araucanía, para conocer la artesanía y platería mapuche que se elabora en los sectores de Metrenco y Maquehue, en la comuna de Padre Las Casas, y luego seguir viaje hacia el Lago Budi, donde fueron calurosamente recibidos por la comunidad lafquenche de Llaguepulli.
En este lugar, famoso por su belleza natural, los visitantes quedaron admirados por las gigantescas rucas construidas a la usanza tradicional, donde además tuvieron la oportunidad de alojar por dos noches.
En esta misma comunidad visitaron huertos medicinales, participaron de un taller gastronómico, fueron alumnos en un taller de artesanía, y disfrutaron de todas las comidas, el afecto y la hospitalidad que dicta la tradición mapuche.
Así, luego de cinco días en tierras de La Araucanía, los visitantes del norte iniciaron su viaje de regreso, con el alma y la inteligencia enriquecidas por esta experiencia intercultural, en que emprendedores turísticos de distintos pueblos compartieron su aprecio por la tierra y la cultura.
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