Se trata de una experiencia piloto que se desarrolla en la comunidad Antonio Linconao, comuna de Vilcún, y está arrojando buenos resultados.
Su nombre científico es Citrillus Lanatus, pero es conocida popularmente como la Sandía. Típica fruta de temporada estival, la cual es apetecida por su dulzura y efecto refrescante en quienes la consumen. Tradicionalmente es cultivada en la zona central de nuestro país, pero Esteban Curilen un innovador agricultor mapuche decidió probar que en La Araucanía este fruto puede desarrollarse de manera favorable, y además adquirir características propias que la diferencien.
Hace tres años el productor comenzó con el cultivo de frutillas, el cual pudo desarrollar con el apoyo de INDAP, ya que a través del Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI) se le entregaron recursos para la compra de 5 mil 300 plantas de la variedad Cristal, desde ahí comenzó un próspero negocio. “Al principio nosotros comenzamos con la producción de frutillas, pero nuestros clientes empezaron a pedirnos más cosas, de ahí surgió la idea de ir agregando otros cultivos al predio y se nos ocurrió probar con sandías y melones, los cuales son solamente un ensayo por esta temporada, pero ya estamos pensando en extendernos para el próximo año”, aseguró Curilen.
Para Christian Núñez, director regional de INDAP, este innovador rubro puede desarrollarse en parte gracias a la asesoría técnica que el servicio ofrece a la Agricultura Familiar Campesina (AFC). “La asesoría técnica no es solamente el gestionar la llegada de recursos, también es el guiar y acompañar al agricultor en lo que son sus iniciativas productivas, de manera de ir logrando un desarrollo de la calidad de vida a través de la producción. Por ejemplo, los profesionales y técnicos que acompañan a don Esteban han tenido la capacidad de observar las condiciones agroclimáticas , lo cual ha resultado en que el productor ya esté vendiendo sus sandías y esté recibiendo ingresos, eso nos tiene muy contentos”, puntualizó la autoridad.
Agregó que este emprendimiento le da un sello nuevo a la región y sobre todo a la comuna de Vilcún. “Entonces porque no pensar que en un par de años más este territorio pueda ser reconocido como el Paine del sur de Chile, donde tengamos sandías en el mercado con un valor agregado como son las manos de la AFC y asociados a programas de desarrollo territorial”, enfatizó Núñez.
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