Un reconocimiento a la interculturalidad y un desafío al encuentro

Un reconocimiento a la interculturalidad y un desafío al encuentro

“AM ÑI ÛL” se denomina la muestra que simboliza la admiración que la artista Isabella B. Binimelis profesa a la gente de la tierra. Es una propuesta creativa que busca crear conciencia en la lucha de preservación de la madre tierra, un  reconocimiento del patrimonio inmaterial del Pueblo Mapuche donde se promueve su expresión cultural a través de sus ritos, costumbres, tradiciones.

Tal como lo señala la propia artista Isabella B. Binimelis se trata de “aprendizajes que ameritan  admiración  hacia  la gente de la tierra, una sabia cultura ancestral que nació con los orígenes de portar entendimiento y permanecer en consecuencia total con el verdadero significado de su existencia”.

“Am Ñi Ul” se presentará en la Sala de exposiciones de la Dirección de Extensión y Formación Continua de la Universidad de La Frontera en Temuco. Prat 321 La inauguración está programada para el 30 de junio a las 19.30 horas y permanecerá abierta al público hasta el 22 de julio.

Esta iniciativa cuenta con el patrocinio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de La Araucanía, la Secretaría Regional Ministerial de Educación, Greenpeace, el Instituto de Estudios Indígenas de la UFRO y la Coordinadora Warriache Cautín.

Armonía y diálogo constante

El estudiante de Antropología de la Universidad Católica de Temuco, Héctor Mellado Troppa, se acerca a la obra de Isabella Binimelis subrayando que: “Pocas veces es posible presenciar un arte dotado de un profundo sentimiento de interculturalidad, de reconocimiento, producto de la experiencia vivida y compartida de la autora, que emana y desemboca, como Isabella menciona, en la fuerza de la técnica sobre tela y la madera, en un expresionismo muy peculiar de pigmentos naturales, gredas, piedras y técnicas mixtas en general que se aúnan en relieves profundos y revelan al espectador a través de una potente amalgama de colores, el vínculo que posee el che con su entorno sociocultural y espiritual. No es casuístico a través de esta obra descubrir la armonía y dialogo constante entre los elementos exteriores e interiores, lo tangible y lo intangible, la búsqueda del equilibrio como origen de la conciencia de ser en el mundo: El che como uno más entre todos los newen existentes en el Wajmapu. Fücha, Kushe, Üjcha y Weche, su vínculo al interior de los newen permiten que emerja el Güne, el que vela por la armonía entre estos. El che manifiesta a través del jejipün una revitalización constante del vínculo ancestral con las fuerzas del universo, que nos expresan constantemente mensajes de equilibrio, armonía, conocimiento, verdad. Es un dialogo permanente, imperecedero, el cual tiene como finalidad el Az Felen.

La obra de Isabella B.Binimelis nos desafía constantemente además al encuentro. Encuentro que trasciende más allá del respeto y nos lleva al desafío el reconocimiento del mapuche. Pero en este desafío del reconocimiento, como mencionó Raúl Fornet, existe una latente dialéctica cuyo conflicto de fondo remite a un hecho consuma­do por la historia de inhumanidad escrita hasta hoy, a saber, que la negación del otro ha funcionado como un “pretexto” para ocupar el mundo del otro, para invadir su espacio y su tiempo, para declarar en fin “desiertas” sus almas y sus mundos de vida y poder llenarlos así de los “productos” de la civilización domi­nante. Este encuentro va más allá de los muros del reconocimiento, tolerancia y respeto liberales. Nos transporta y nos encara a una nueva realidad que nos implica compartir mundos. Mundos generados en reciprocidad, es decir, mundos reales propios, pero que se “reconocen” como co-fundadores de realidad humana. La revelación, interpretación y comprensión de múltiples aspectos de la visión cósmica y filosófica ancestral mapuche, dotan a esta obra de una intencionalidad particular, que nos solicita develar nuestro rostro mestizo y reubicar y recontextualizar la narrativa fundamentalista de nuestra identidad, posicionándola espacial y temporalmente, en contextos de diálogo intercultural asimétrico, como lo es Temuco.

Am Ñi Ul, simboliza las posibilidades y desafíos de este re-encuentro, el cual debe darse como un proceso práctico y cotidiano. Debemos asumir la interculturalidad como un proceso cotidiano complejo, el cual es frágil y abierto en sus conquistas y logros. Es posible que través de un constante diálogo de saberes, como el vivido por Isabella, podamos resemantizar nuestras concepciones de tolerancia y reconocimiento actuales, y en nuestra praxis diaria dejemos de invisibilizar y finalmente socialicemos un reconocimiento que garantice la alteridad y en el cual podamos mirarnos a la cara y en un proceso de aceptación reciproca, de interacción y participación reales, a través de una dialéctica constante finalmente pasemos de dialogar los “asuntos del otro”, a dialogar los asuntos comunes y compartidos”. (Héctor Mellado Troppa, Estudiante de Pregado, Licenciatura en Antropología, Universidad Católica de Temuco)

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