Como un verdadero tesoro de la naturaleza, describe Sergio Colillan, el lugar donde junto a su esposa Julia decidieron vivir, criar a sus hijos y desarrollar su emprendimiento.
A 35 kilómetros de Cunco, en el sector de Dalcahue, este matrimonio decidió construir su casa, una encantadora cabaña emplazada en un pequeño edén perdido entre hectáreas de bosque nativo, abandonados caserones y la opulencia del lago Colico.
Aprovechando el multifloral entorno y las posibilidades que ofrecía este lugar para la producción apícola, Sergio y Julia comenzaron a recibir asesoría técnica a través de INDAP, mediante el programa PRODESAL.
Sergio es ágil, delgado y muy expresivo. Vivió su infancia en Argentina, Cipolletti y desde allá decidió aventurarse hacia latitudes chilenas; tiene doble nacionalidad, pero perdió el acento hacen muchos años. Por amor, se afinco en esta tierra.
“Este lugar es muy mielífero, acá se da mucho la producción de miel. Esta ha sido una empresa familiar. Nosotros partimos de cero, con mi esposa hacemos todos, incluso hasta los cajones, marcos y paneles. El apoyo del PRODESAL ha sido muy bueno, porque nosotros hemos aumentado mucho nuestra producción. Yo siempre sueño con exportar mi miel a otros lados, creo que cada vez es una posibilidad más cercana”, afirma Sergio.
Bajo el nombre “Apicultora los castaños”, actualmente este matrimonio produce más de 3 mil 600 kilos de miel al año. Un proyecto asesorado técnicamente por INDAP a través de PRODESAL les ha brindado un mercado seguro y el apoyo técnico necesario para salir adelante. Esperan pronto exportar su producto a otras regiones del país.
Durante la temporada estival, son cientos los turistas del Lago Colico que visitan el centro de negocios de este matrimonio, emplazado en su casa, garantizando de este modo la comercialización de este dulce producto.
Para Ricardo Mege, Director Regional de INDAP el programa PRODESAL ha experimentado un importante salto durante los últimos dos años. “Partimos el año 2011 generando los programas, hicimos una gran apuesta. Nosotros hemos trabajado históricamente con cerca de 23 mil agricultores, sin embargo este año tenemos más 43 mil beneficiarios y creciendo. Hay una gran demanda de nuestros agricultores, muchos de los cuales estaban en la pobreza dura y a través de INDAP ha recobrado la esperanza, han despertado, han vuelto a creer en la agricultura”, sentencia Mege.
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