“Evaluar coeficiente intelectual en niños es clave para definir estrategias de intervención pedagógicas”

Antonio_Torres_Psicologo_UMayor·         * Antonio Torres, académico de la Escuela de Psicología de la U. Mayor sede Temuco, ha capacitado a más de 300 psicólogos del sur del país en la aplicación del WISC III, único test que ha sido estandarizado para medir el coeficiente intelectual de los niños chilenos.

·        * El especialista de esta casa de estudios, considera que contra a más temprana edad se conozcan los potenciales cognitivos de los niños, mayor es el tiempo para trabajar en su desarrollo.

Conocer a temprana edad las habilidades cognitivas de las personas puede resultar clave para trabajar sobre algunos de sus déficits o también para potenciar ciertas áreas privilegiadas. De esta manera, un test correctamente aplicado para evaluar el coeficiente intelectual (CI) de niños puede resultar una herramienta muy útil, por ejemplo, a la hora de definir estrategias de intervención pedagógica.

Lo anterior es un juicio que comparte el académico de la Escuela de Psicología de la Universidad Mayor sede Temuco, Antonio Torres, quien recientemente impartió la duodécima versión del curso “Aplicación e Interpretación de WISC-III Nacional”,   en el que más de una veintena de psicólogos y estudiantes en práctica de psicología de la Región de La Araucanía se capacitaron para la aplicación de este test, que es el único que ha sido estandarizado para la realidad chilena.

“Es importante observar determinadas habilidades, evaluarlas.  Antes se decía ‘tiene alto o bajo CI, tiene más habilidades verbales o no verbales’, pero hoy hay miradas mucho más finas, como saber cómo está la memoria de trabajo o si hay capacidad de razonamiento lógico verbal o no, por ejemplo. A partir de eso se puede construir un perfil del niño, si es más hábil en un aspecto o no, para allí también ayudarlo”, explica Antonio Torres.

El docente  agrega, eso sí, que tan importante como los resultados que arroja la prueba misma es necesario tener control de los elementos de contexto de aplicación del WISC-III. “Lo que trato de transmitir es que más allá de tomar la prueba, es necesario que nos pongamos de acuerdo en cuáles son los procedimientos correctos para evaluar cognitivamente a un niño”, sostiene.

Para el especialista en evaluaciones psicológicas de la U. Mayor, es esencial que exista una rigurosidad profesional estandarizada en la toma de este tipo de pruebas, de eso -dice el académico- dependerá la fiabilidad de los resultados del instrumento.

Más factores a considerar

En el curso de WISC-III Nacional desarrollado en la U. Mayor sede Temuco, el profesor Torres tuvo oportunidad de compartir con los asistentes no solo las cuestiones básicas de toma de la prueba, también se habló sobre los factores adicionales que un psicólogo debiera considerar a la hora de evaluar cognitivamente a un niño.

“El WISC-III es una herramienta que por sí sola da cierta información en concreto, entonces, lo que importa acá es que el colega que va a utilizar la herramienta sea un psicólogo que, si está  trabajando en un colegio, conozca el funcionamiento psicopedagógico del niño, que esté al tanto de problemáticas propias del niño en el medio escolar, que sepa de déficit atencional u otras alteraciones”, advierte Antonio Torres.

Para el académico de la U. Mayor, no se puede obviar que una prueba para evaluar coeficiente intelectual no se aplica con ese único fin, se aplica también con intenciones de, por ejemplo, establecer planes remediales para fortalecer aspectos en detrimento en los menores. “No es un instrumento aislado. No es llegar y tomar la prueba”, dice.

El componente cultural

La consideración de factores externos al test en sí, abre también un espacio de reflexión importante en cuanto a las habilidades cognitivas de las personas: su mayor o menor desarrollo en razón de los ambientes  socioculturales en los que crecen y se desenvuelven.

“Hay un tema teórico en esa discusión”, explica el profesor Torres, quien agrega que “se supone que detrás del desempeño intelectual hay una influencia que tiene que ver con las experiencias ambientales que ha tenido el niño, aprendizaje, colegio, etc.,  y también hay un traspaso genético”.

En Chile, asegura el académico de la U. Mayor, la aplicación de la WAIS-IV (prueba que mide CI para adultos) evidenció que adultos que tienen un mejor nivel socioeconómico tienen tendencia a tener coeficientes intelectuales más elevados y, a la inversa, adultos con menor nivel socioeconómico tienen coeficientes intelectuales más bajos.

Para Torres, entonces, un punto en el que los test de coeficiente intelectual en los niños pueden ayudar es en detectar las deficiencias de los niños y establecer vínculos a las situaciones socio-afectivas en las que crecen. Para eso, dice el experto, es necesario un trabajo del psicólogo en todas las dimensiones.

“Cuando un niño tienen un problema de conducta, por ejemplo, hay que determinar rápido si incide más la variable cognitiva o la emocional. Estas pruebas permiten eso”, comenta Torres, quien finaliza su reflexión sobre la importancia de dotar a escuelas y colegios de profesionales de la psicología: “Siempre he considerado que debería haber un psicólogo educacional en cada establecimiento que tuviera un número elevado de niños, porque evidentemente que cuando más temprano se pueda intervenir en los niños, no solo en lo intelectual, eso va a ser positivo”.

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