Columna de opinión de Rosemarie Junge, Rectora de Santo Tomás Temuco.
Hace unos días vivimos una experiencia única en nuestra universidad. Reunimos en un seminario a un doctor de medicina china, el vicedecano de la Universidad de Medicina Tradicional China de Guangzhou, con un reconocido machi de la Región de La Araucanía. Este encuentro académico se gestó no sólo con la pretensión de relevar nuestra medicina mapuche, al compararla con otra medicina milenaria, sino también encontrar similitudes, si las hubiera.
Las conclusiones del llamado “Encuentro de dos culturas”, han sido fascinantes, pues son muchas las convergencias existentes. Ambas medicinas ven la enfermedad desde una perspectiva holística, integral; es decir, desde sus miradas la enfermedad no sólo se refiere a nuestro cuerpo físico, sino que siempre está vinculada con la mente, las emociones, lo espiritual y asociada al contexto que nos rodea.
Ambas hablan del equilibrio, de armonía, su principio fundamental son los pares opuestos, pero complementarios y las hierbas son el principal medio para curar enfermedades. No sólo cada hierba es específica para cierto tratamiento, sino que también el lugar donde crecen las hace diferentes. Mientras en China se protegen los lugares donde crecen las hierbas medicinales, en Chile los machis y lawentuchefes han visto mermar año a año los lugares donde están presentes y recolectan sus hierbas. Es un tema pendiente a resolver que tenemos como sociedad.
También se analizó el paulatino crecimiento de las medicinas alternativas, tales como la acupuntura, la homeopatía, el reiki y los imanes. Son más de 140 las terapias alternativas existentes en el país.
La pregunta que nos hacemos es, entonces, ¿por qué cada vez más chilenos acuden a medicinas no convencionales? ¿No será que la especialización de nuestros médicos y las metas de atención que deben cumplir diariamente, especialmente en el sistema público, los han llevado a perder la relación humana con el paciente? ¿Cuántos facultativos de la medicina convencional aún se dan el tiempo para conversar con sus pacientes, buscando explicaciones no fisiológicas a los problemas que los lleva?
Tal vez llegará el día en que nos atendamos primero con un médico de familia o con un machi, dónde ellos evalúen si es o no necesario la derivación a un especialista. Creemos que ha llegado el momento de relevar nuestra medicina mapuche, especialmente en nuestra Araucanía, como un paso más en la búsqueda del reconocimiento y acercamiento a nuestra cultura ancestral.
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