Senador Espina destaca ceremonia de traspaso de mando como un acto ejemplar y republicano

cambio de mando 1 “Uno se siente orgulloso de ser chileno porque más allá de las diferencias políticas, no cabe la menor duda que hemos visto una ceremonia en donde ha primado la unidad y la amistad cívica”, argumentó.

Como una ceremonia ejemplar y una tradición republicana que se debe cuidar calificó este martes el Senador y jefe de bancada de RN, Alberto Espina, el traspaso de mando realizado en las dependencias del Congreso Nacional, en la ciudad de Valparaíso, donde el entonces Jefe de Estado Sebastián Piñera entregó la banda presidencial y la piocha de O’Higgins a la nueva Mandataria por los próximos cuatro años, Michelle Bachelet.

En un acto solemne que incluyó a un importante grupo de dignatarios de todo el mundo, el Senador Espina precisó que dicha ceremonia “nos tiene que llenar de orgullo a todos los chilenos porque demuestra la sólida democracia que tenemos en donde no hubo pifias sino al contrario reconocimiento al Presidente Piñera que dejó el mando, y una recepción también con deseo de buen éxito a la Presidenta Bachelet”.

Destacando el afectuoso saludo, lleno de respeto entre ambos mandatarios, el Senador Espina sostuvo que “debemos acostumbrarnos y valorar la seriedad de nuestra institucionalidad, la amistad cívica, que es fundamental para que los países progresen”.

“Uno se siente orgulloso de ser chileno porque más allá de las diferencias políticas de las distintas visiones de como el país progresa, no cabe la menor duda que hemos visto una ceremonia en donde ha primado la unidad, pensando en el país, la amistad cívica, el respeto reciproco y eso es extraordinario y no ocurre en todos los países del mundo y más bien es una excepción”, indicó.

Finalmente, el parlamentario y jefe de senadores de Renovación Nacional destacó que “hay muchos países del mundo donde la transmisión del traspaso del mando es más bien confrontacional, pero aquí fue muy respetuoso y eso es un capital que en Chile debemos cuidar, porque con la misma velocidad con que se construye se puede destruir”, concluyó.

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