Respetar al otro
Esta semana fuimos testigos de una tragedia incomprensible que terminó con la vida de dos jóvenes alumnos de Santo Tomás Viña del Mar, dos muchachos llenos de sueños e ideales por un futuro mejor: Exequiel Borvarán Salinas, que estudiaba en primer año de Psicología, y Diego Guzmán Farías, que estaba en la etapa final de la carrera de Prevención de Riesgos.
Lo sucedido en la Plaza Victoria de Valparaíso el jueves pasado es un llamado de atención a nuestra sociedad, porque este tipo de situaciones de violencia e intolerancia deben ser repudiadas absolutamente y en todas sus formas.
Me preocupa, entonces, el poco respeto por el otro y la sensación de que la vida de una persona no tiene un valor superior. También, me pregunto qué estamos haciendo mal para llegar a estos niveles de agresividad y egoísmo en nuestra sociedad, que llevan a un individuo a disparar contra sus pares sin dimensionar las terribles consecuencias de esta acción.
Toda esta situación nos ha generado sentimientos de tristeza e impotencia. Nadie podría justificar la agresión y en ningún caso poner término a una vida. Más violenta aún el ver cómo se pierden vidas en el marco de una marcha autorizada, haciendo uso de su derecho a manifestarse pacíficamente y dentro de los límites de lo permitido por la autoridad.
Por eso, creo que este es el momento justo para debatir y comprender que formamos parte de una sociedad democrática, que debe privilegiar el diálogo y la reflexión para producir los cambios que Chile necesita. A las universidades nos corresponde colaborar en crear un clima de diálogo, como el que le es propio en su ámbito de discusión hoy en día, con motivo de la reforma a la educación.
Como país no podemos permitirnos que se instale la violencia y la polarización como respuesta a los conflictos y controversias que naturalmente se dan en la sociedad. Todos tenemos que poner nuestra parte para impedir este riesgo, dejando de lado cualquier acto de violencia que impida nuestro desarrollo como país. Es tarea de todos, de las autoridades y la sociedad civil, proteger y resguardar nuestros derechos fundamentales, abogando por la necesaria contribución de cada uno de nosotros para una sana convivencia.
A pesar de todo lo sucedido, no quiero perder la esperanza y espero sinceramente que podamos unir nuestras voluntades y nuestros ideales por un bien común, avanzando con fuerza en una misma dirección, hacia un Chile con mayores oportunidades para los miles de jóvenes que sueñan con ingresar a la educación superior y construir un país más justo para todos.
Como comunidad creemos representar los profundos procesos de integración y desarrollo que hemos logrado como país en las últimas décadas. Nos sentimos comprometidos con las familias y jóvenes que con esfuerzo quieren construir un país mejor, más integrado.
JAIME VATTER GUTIÉRREZ
Rector Nacional Santo Tomás
Dejar una contestacion