En el último tiempo se han alzado voces en diferentes ámbitos en materia de equidad de derechos entre hombres y mujeres. Autoridades, movimientos ciudadanos, celebridades se han unido para exigir algo que debiese ser inherente al ser: la igualdad de género.
Una de las bases para lograrlo es la participación en el trabajo. En ese ámbito, la contribución laboral femenina en nuestro país sigue en aumento y en 2017 llegó a un 48% según la CNP. La cifra, sin embargo, está por debajo del 55% promedio a nivel latinoamericano.
En la industria de las TIC se observa que hay minoría. Específicamente en el campo de las ciencias de la computación e ingeniería, del total de los trabajos del área de tecnología en el mundo sólo un 20% son realizados por mujeres, según cifras de Eurostat.
A nivel nacional las cifras también son bajas. Un estudio de Laborum revela que sólo un 1,64% de mujeres postularon a trabajos del área de tecnología, sistemas y telecomunicaciones, reafirmando que las TIC están lideradas por el género masculino, que ocupa mayoritariamente los empleos de esta área en Chile y el mundo.
Para revertir la tendencia son necesarios cambios socioculturales que rompan los estereotipos y las actividades que en general se les asignan a las mujeres desde pequeñas. Es así como aparecen nuevos referentes en literatura que se alejan de la tradición como el best seller internacional “Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes”, donde se reúnen historias de pioneras intrépidas como Elizabeth I, Coco Chanel, Marie Curie y Frida Kahlo, que las invitan a soñar en grande.
Se hace cada día más relevante seguir potenciando su desenvolvimiento en tecnología, aumentar el interés de éstas por estudiar una carrera relacionada con tecnología, ya que actualmente es cuatro veces menor comparado con un niño. Así, la mayor inserción de las mujeres, tanto en ciencia y tecnología como en todos los ámbitos que el mundo requiere, es fundamental para el desarrollo y progreso del país.
Es necesario entonces, que, desde los líderes de las compañías e instituciones hasta cada uno de los colaboradores, se respeten el trabajo y la opinión del otro, independientemente del género de cada persona.
Y desde el Sector Público, implementar políticas públicas que impulsen la participación femenina en carreras de CTIM que se abran espacios para romper los estereotipos de género y se difunda el valor que pueden contribuir las mujeres en el área.
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