Analizan Manejo del Parto, Genética e indicadores del Rubro Ovino

IMG_20200715_144755400_BURST000_COVERLa producción ovina es una actividad instalada en el sistema productivo de la Agricultura Familiar, representando un capital importante tanto en la generación de ingresos (carne y lana), como el autoabastecimiento de carne para la familia. Conocer el rubro para hacerlo más competitivo es un desafío importante en La Araucanía, donde INIA Carillanca, a través de un programa financiado por el Gobierno Regional de La Araucanía capacita a profesionales y técnicos del agro con tecnologías que puedan extenderse a los agricultores y por extensión mejorar la productividad del rubro. “En este contexto se han desarrollado las charlas online que han permitido capacitar a los extensionistas sobre diversos aspectos del manejo productivo involucrado en el rubro ovino, considerando tanto al animal como las praderas”, comenta Gabriela Chahin, coordinadora del programa.

El investigador Francisco Canto de INIA Remehue, entregó orientaciones sobre manejo de las ovejas y corderos previo, durante y post parto, lo que permitirá una adecuada sobrevida de los animales. Destacó la importancia de obtener un peso al nacimiento cercano a lo óptimo. “El peso al nacimiento está estrechamente relacionado a la nutrición de la oveja en el último tercio de gestación. Este peso debe ser idealmente mayor 3,5 kg para así asegurar una suficiente reserva de grasa parda y así disponer de energía las primeras horas de vida. El peso al nacimiento no debe exceder los 5,5 a 6 kg, para así evitar partos distócicos (sin intervención médica) y tener facilidad de parto.  De esta forma evitamos sufrimiento fetal y daño al sistema nervioso central que puede ocasionar muerte en los corderos. Por otra parte, es vital proporcionar protección contra el frío y lluvias, evitando la exposición del cordero a bajas temperaturas. Esta protección puede ser a través de refugios naturales o galpones. También es importante lograr que se genere un máximo vínculo entre la oveja y los corderos en las primeras 12 horas de vida, lo cual se puede hacer a través de jaulas de ahijamiento. Además, es necesario asegurar un buen aporte de calostro, que debe ser el 10% del peso vivo del cordero en las primeras 24 horas y ojalá directo de la madre. Si no es así, debe administrarse artificialmente a través de sonda o jeringas. El calostro se debe administrar al cordero en la mayor frecuencia posible”, explicó Canto.

Por su parte, el investigador Jaime Piñeira expuso la relevancia de la gestión genética en los sistemas de producción ovina, donde debe considerarse la homogeneización de la masa ganadera a razas puras, la construcción y mantenimiento de registros genealógicos y productivos, el control de la consanguinidad y la mejora genética. “INIA ha venido implementando dichos componentes, los cuales deben traducirse en la transferencia al sector productivo de reproductores certificados. Es deseo de nuestra institución transferir al sector privado la tecnología implementada para la producción de dichos reproductores, de manera que Chile pueda llegar a transformarse en un país líder en la producción y exportación de genética. Por eso el trabajo que hoy desarrolla el Programa GORE-INIA ovinos es valioso, pues se encuentra probando reproductores certificados INIA en cinco comunas de nuestra región”, dijo Piñeira.

Finalmente Rodrigo de la Barra, especialista de INIA Remehue, junto a profesionales y técnicos del agro analizó los indicadores y metas  que permiten mejorar la productividad del rebaño ovino. “Cada predio posee una realidad particular y el asesor debe, a través de herramientas técnicas, proponer pasos precisos para que el productor incremente el rendimiento del rebaño. Asimismo, el productor debe manejar esos indicadores para monitorearlos durante el año y acompañar la evolución productiva de su plantel ovino. Un plantel  de pequeña escala debe aspirar a una productividad de 600 kg de carne por hectárea”, puntualizó.

Sé el primero en comentar

Deja un comentario