Juan Pablo Mohr se abrió camino por la cara suroeste del Volcán Villarrica y por el lado norte del Lanín.
El montañista, apoyado por CMPC, está desarrollando el “Desafío los 16 de Chile”, donde busca subir las 16 cumbres más altas del país con la misión de potenciar la cultura de montañismo y potenciar el turismo.
“Chile cuenta con una calidad de montañas que en otros países del mundo envidian y, por lo mismo, podría perfectamente tener a los mejores montañistas del mundo”, explica Juan Pablo Mohr, arquitecto y montañista profesional chileno, quien conquistó las cumbres del Everest (8.849 msnm), el Lhotse (8.516 msnm), el Annapurna (8.091 msnm), el Manaslu (8.163 msnm) y el Dhaulagiri (8.167 msnm) sin oxígeno suplementario.
El montañista, que cuenta con un récord Guinness por ser el primer deportista en realizar el ascenso a la cumbre del Lhotse (8.516 msnm), para luego hacer el Everest (8.848 msnm) en menos de una semana, sin tener que volver al campamento base, sin ayuda de sherpas y sin oxígeno; busca potenciar la cultura del montañismo a través del “Desafío Los 16 de Chile” apoyado por Empresas CMPC y North Face.
Este proyecto intenta acercar la montaña a la gente mediante la exploración y ascensión a las cumbres más altas de las 16 regiones del país, descubriendo nuevas rutas, conversando con los lugareños e identificando las necesidades de infraestructura que se requieren para fomentar el turismo en la zona. “Esta es una idea que vengo trabajando hace varios años. Siempre quise relacionar la arquitectura con la montaña. Al crear la fundación DeporteLibre el objetivo principal era traer la montaña a la ciudad y a la gente de la ciudad a la montaña”, afirma Juan Pablo Mohr.
Así, en esta oportunidad Mohr junto a su equipo escalaron los volcanes Villarrica (2.487 metros) por el lado de la región de Los Ríos y Lanín (3.747 metros) en la región de La Araucanía. Esta travesía se enmarcó en la etapa preliminar del desafío, que busca hacer estudios de terreno en estas icónicas montañas chilenas que se escalarán durante el desarrollo del proyecto.
El Villarrica es un lugar icónico de la región, pero que por su lado sur no ha sido potenciado turísticamente. “Entramos por la zona de Nevados de Pinohuacho. Fue una gran experiencia porque nos dimos cuenta de que era una escalada más técnica, de hecho al final habían unos hongos de hielo que hubo que escalar. La cumbre por ese lado es mucho más bonita y desafiante”, señaló Juan Pablo Mohr.
Mohr también comentó que “es uno de los volcanes más activos de Chile y de Latinoamérica. Con la fumarola que tiene tuvimos suerte de que el viento no iba en dirección contra nosotros, gracias a lo cual pudimos acceder a la cumbre más fácilmente”.
En este recorrido, el equipo de Mohr fue acompañado por Rafael Marchant, un tour operador que conoce muy bien la zona y este deporte. “Esta es una iniciativa fenomenal porque nuestra cordillera es un lugar prácticamente desconocido. Teniendo la cordillera más grande del mundo no contamos con una cultura apropiada de montañismo, y frente a eso deberíamos ser turística y deportivamente sustentables. Debemos cumplir con un rol de responsabilidad social en este sector para que la gente se enamore de este deporte tan lindo, y que tenemos tan cerca”, explica Marchant.
El Volcán Lanín, por su parte, es una montaña que se divide entre Chile y Argentina, pero que en el lado nacional cuenta con muy pocos accesos e incluso no tiene rutas establecidas y marcadas. Frente a este escenario, Mohr se puso como objetivo crear nuevos senderos y rutas para sus comunidades, turistas locales y internacionales.
“Una de nuestras principales misiones es que las comunidades más cercanas vean en primera persona el desarrollo que estamos ofreciendo para estos lugares, dándole la oportunidad a quienes se interesen en administrar los refugios que también crearemos. En este caso, estuvimos en Curarrehue, que es la localidad chilena más cercana al Volcán Lanín, y en la tenencia de Carabineros nos abrieron las puertas y se mostraron muy dispuestos a apoyarnos en la administración y trabajo en conjunto”, afirma Mohr.
Añade que “es una zona tremendamente transitada por el lado argentino, donde hay dos o tres refugios muy buenos. Pero por el lado chileno, la Conaf no recomienda subir, porque la ruta no está definida. Ese es el concepto que queremos cambiar, que la prohibición de accesos sea cada vez menor, y ojalá nula”.
De esta manera, el chileno y su equipo se encuentran en una etapa de reconocimiento y ascenso de cada una de las cumbres que buscan realizar. Por ahora, la misión es encontrar los mejores sectores donde se puedan potenciar centros turísticos, establecer refugios y nuevas rutas, las cuales en un futuro puedan aumentar la atracción por este deporte.
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