Hasta el momento van 12 casos de estas de intervenciones en el establecimiento.
Disminuir al máximo la hemorragia durante y después del parto, es una de las principales emergencias obstétricas a las que se ve enfrentado el personal clínico, sumado a los riesgos de infección, daño de órganos vecinos y reintervenciones, lo que ha estimulado el desarrollo de técnicas complementarias para mejorar la eficiencia de un parto y evitar posibles complicaciones posteriores a la cirugía tanto para la mujer como para el recién nacido.
En este contexto, el Hospital Dr. Hernán Henríquez Aravena se encuentra trabajando con éxito una de las técnicas más vanguardistas en este tema con la radiología intervencionista la que colabora en reducir el flujo sanguíneo uterino y prevenir la hemorragia. “La cateterización con balón de las arterias, realizada preoperatoriamente, permite colapsarlas en el momento del parto para disminuir el riesgo de hemorragia o bien realizar la embolización tras la cesárea” explicó el Dr. Marcos Tapia, radiólogo intervencionista del HHHA.
Cuando la paciente viene con diagnóstico llamado acretismo placentario que implica que la placenta invade más allá de la pared uterina, comprometiendo la vejiga, intestinos y otros órganos se corre alto riesgo de morbilidad y mortalidad materna por lo que, según lo explicado por el Dr. Tapia, los especialistas “se reúnen en un pabellón adecuado especialmente para llevar a cabo el procedimiento, que reduce el sangrado excesivo, para que el médico cirujano pueda realizar una extracción mayor de placenta o quitar el útero de manera completa o parcial, sin la presión de una cirugía con hemorragia masiva”. El diagnóstico precoz que se sospecha en el control ginecológico de la madre, habitualmente obedece a un grupo específico de pacientes que ya han tenido cesáreas previas. Esta se puede confirmar con la resonancia y se planifica una interrupción programada del embarazo, para retirar el feto antes del mes de gestación”.
INTERVENCIÓN
K.M.R.H de 36 años, fue derivada al equipo de radiología del hospital para determinar cómo se encontraba a nivel interno, quienes pudieron ver todos los vasos sanguíneos y venas que podían significar una complicación durante la cesárea. Se determinó que presentaba una placenta que invadía más allá de la pared uterina, comprometiendo los ovarios y la vejiga, significando un riesgo de sangrado significativo.
Por lo tanto, para que se pueda realizar la intervención de manera adecuada “se busca instalar un dispositivo llamado “balón” en los vasos sanguíneos que nutren la placenta, se infla al momento de retirar el feto y evita el sangrado anormal durante el procedimiento. Como había tanto tejido invasivo en las zonas que rodean el útero, se hizo una histerectomía parcial, es decir, dejamos parte del útero y la placenta. Lo que hicimos fue utilizar balones para permitir la cesárea y luego embolizar intra arterialmente para evitar arriesgar una lesión intentando extraer quirúrgicamente la placenta o el útero que era lo más peligroso y así evitar operar nuevamente a la paciente” agregó el especialista.
Por su parte, el Dr. Juan Muñoz, ginecólogo, jefe del Centro de Responsabilidad de la Mujer, y parte del equipo de intervención que se encargó específicamente de la cesárea, explicó que “en el caso de esta paciente, el tipo de placenta invadió tanto que sobrepasó más allá del útero. En este tipo de intervenciones, dentro de la misma operación podemos determinar si se saca todo el útero o dejamos parte de él. Sin embargo, con la usuaria realizamos una histerectomía parcial, donde se dejó parte del cuello del útero y parte de la placenta”. Gracias a la actualizada tecnología que se utilizó, el proceso de recuperación fue todo un éxito, sin daño en sus órganos.
En tanto el director del centro asistencial Heber Rickenberg Torrejón expresó que uno de los pilares para la dirección del hospital es la modernización hospitalaria y la gestión del desarrollo de las nuevas técnicas, tanto clínicas como administrativas
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