El estudio desarrollado por investigadores de tres universidades del país señala que las personas confían más en los científicos que la autoridad política; tienen alta disposición a una tercera dosis y creen en general en las medidas de prevención.
¿Existe asociación entre la disposición a vacunarse contra SARS-CoV-2 y el nivel de conocimiento sobre la vacuna, la percepción de riesgos y quién entrega esa información? Es lo que intentan responder un grupo de investigadores chilenos.
Para esto realizaron una encuesta a 827 personas de todo Chile: 59% de la Región Metropolitana y un 41% de regiones; mayores de edad: 28% de 18 a 29 años, 67% de 30 a 59 y 5% mayores de 59 años; y de ambos sexos: 67% mujeres y 33% hombres.
Los resultados señalan que los encuestados tienen «mucha o bastante confianza» en la información sobre las vacunas aportada por personas relacionadas con área de las ciencias y la salud: específicamente un 92% cree en la información aportada por científicos, un 80% cree en el Colegio Médico, 73% en el Instituto de Salud Pública y 73% en la Organización Mundial de la Salud. Mientras se presenta este alto porcentaje de confianza en los datos sobre vacunas aportados por científicos y personal del área de la salud, esta disminuye en relación con el Ministerio de Salud (47%), político 14% y líderes religiosos (10%).
Respecto a la posibilidad de una tercera dosis de vacuna, la mayoría de las personas encuestadas respondió que está dispuesta a recibirla (87%), mientras que un 13% dice que no o no sabe. Se sabe que los factores que influyen en que una persona se vacune o no pueden ser muy diversos.
Sobre las razones para no vacunarse; un 35% se siente «muy o bastante preocupado» por los posibles efectos secundarios, mientras un 31% diría que «no o no sabe» si se vacunaría si es que tuviese que pagar. «Datos que hay que tener en cuenta cuando se planifican y difunden las campañas de vacunación» señala la Dra. Loreto Fuenzalida, viróloga de la Universidad Autónoma de Chile y una de las autoras de este estudio.
En tanto, sobre las medidas de prevención se señala que en general las estrategias planteadas para prevenir COVID-19, como el uso de mascarilla, el lavado de manos, distancia física, cuarentenas, entre otras, son percibidas como efectivas.
Por otra parte, del total de encuestados, el 88% no se ha enfermado de COVID-19 y un 61% cree poco o nada probable enfermarse de COVID-19, esto pese a que en el momento de aplicar la encuesta no existía evidencia de que la vacuna Sinovac pudiese evitar el contagio por SARS-CoV-2.
«En este escenario, el exceso de confianza por estar vacunados nos puede jugar en contra tanto a nivel individual como de población, puesto que se cree que no nos enfermaremos de Covid-19. Debemos considerar la aparición de nuevas variantes del virus que pudiesen escapar a la respuesta inmune aportada por vacunas y/o ser más contagiosas, por lo tanto, es importante que la percepción de riesgo se mantenga mientras no tengamos evidencia que indique lo contrario» señala la Dra. Loreto Fuenzalida.
Se hace indispensable adaptar estrategias de vacunación «que consideren las diferencias específicas de la población, las diversidades de éstas, considerar las determinaciones sociales, la edad, el género, las diferencias culturales, las vulnerabilidades, entre otras. Los programas de vacunación funcionan diferenciadamente en los países, eso se evidencia en el contexto de pandemia» complementa la Dra. Andrea Avaria de la Universidad Autónoma de Chile.
Y agrega; «profundizar en las condiciones estructurales y subjetivas que intervienen en la aceptación de las vacunas es fundamental para incrementar la vacunación de todas las poblaciones».
En la investigación también participaron los doctores Daniela Toro de la Universidad Autónoma de Chile; el Dr. Francisco Zorondo de la Universidad de Santiago y el Dr. Nicolás Cifuentes de la Universidad Austral de Chile.
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