Histórico: El Matrimonio Igualitario ya es ley en Chile

matrimonioigualitarioEn Chile  ya es ley el matrimonio igualitario.

Retroalimentación de luchas sociales, avance revolucionario, transformación socio-cultural política y estatal,  perseverancia, solidaridad, indiferencias, resiliencia, sueños, desafíos, historia y alto costo social y humano son los procesos vividos en los  últimos 30 años y que bien resumen el camino hacia el  desenlace que conocemos hoy, un inolvidable martes 7 de diciembre del 2021.

Con la aprobación del matrimonio igualitario, Chile ha dado un paso histórico y decisivo para el avance y consolidación de los derechos humanos de las parejas del mismo sexo y de las familias homoparentales, todas las cuales, sin distinción, venían siendo discriminadas y vulneradas desde los orígenes de nuestro país.

La definición estatal sobre el matrimonio existente hasta hoy en Chile se derrumbó. La homofobia, la  hetero-normatividad y la desigualdad que lo caracterizada,  en desmedro de las personas LGBTIA+ , ha llegado a su fin. El cambio es revolucionario.

Ya no existirán más privilegios jurídicos para una parejas y familias sobre otras solo en razón de su orientación sexual o identidad de género. Cualquier pareja o familia podrá o no formalizar su relación en igualdad de condiciones que las heterosexuales a través de una institución que por tanto tiempo les fue esquiva.

El abanico de posibilidades que otorgaba el matrimonio solo a un grupo de parejas, hoy se despliega para todas, todos y todes con cada uno de los colores, dejando atrás un pasado gris, de siglos de discriminación y abusos.

Tantas muertes, tanta tristeza, tantas lágrimas y dolor significó llegar a este momento.

Conocemos de 55 víctimas fatales de la homo/lesbo/bi/transfobia en Chile. Y sabemos que son más. Para estas víctimas, y para las cuales cuyo asesinatos de odio fueron silenciados o no denunciados, va este avance, este triunfo de la igualdad, del amor.  Un cambio radical a favor de la dignidad humana que también dedicamos a todas aquellas parejas y familias que fueron encarceladas, torturadas, separadas o distanciadas  solo por su orientación sexual o identidad de género.

Extendemos especial reconocimiento a las valientes  parejas del mismo sexo que confiaron en Movilh para que judicializaremos su demanda para ser reconocidos como familia y matrimonio, permitiéndonos llegar hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hasta concluir con un Acuerdo de Solución Amistosa que derivó en la redacción e ingreso al Congreso Nacional del proyecto de ley que hoy aprobó el Senado.

Gracias a cada una de las personas,  autoridades e instituciones que empujaron esta lucha, haciendo posible que entre todas y todos y todes consiguiéramos lo que a hasta la década de los 90 era un imposible, un sueño inimaginable, un sueño inexistente.

Somos una organización ya adulta. Con más de 30 años de trayectoria. Nuestros primeros pasos de conformación los dimos cuando la Organización Mundial de la Salud seguía considerando a la homosexualidad como una patología; cuando la homosexualidad  era sancionada con la cárcel en Chile; cuando la sociedad en su casi totalidad hacía suyas las creencias religiosas y veía a toda persona LGBTIQA+ como pecadora, inmoral, anti-natura y sucia.  En ese contexto, por cierto que el matrimonio igualitario era un sueño inexistente, había que derribar otros extendidos y crudos estigmas antes de llegar al día de hoy.

Nos emociona  recordar que cuando primera vez pensamos en luchar por el  matrimonio igualitario, por ahí en 1999, la conclusión del momento fue “hagámoslo,  pero seguro no estaremos vivos/as para verlo”.

Nos emociona recordar que cuando fuimos al Registro Civil hace una década con parejas del mismo sexo a pedir horas de matrimonio, nos dijeron locos/as  y ridículos/s, en circunstancia que esa estrategia terminó siendo la base que cambió el rumbo de la historia jurídica y legislativa de las parejas del mismo sexo en nuestro país.

El matrimonio igualitario; que viene a mejorar la calidad de vida de personas,  familias y parejas; es el resultado de todas las luchas por los derechos humanos: la de las mujeres, la de los pueblos originarios, la de las personas con capacidades diversas, la de los jóvenes, la de los  adultos mayores, la de los migrantes, la de las personas con VIH, la de los pobres, la de quienes viven con alguna enfermedad y  la de todo sector que ha visto vulnerado sus derechos por los prejuicios, la ignorancia, los estigmas y la desigualdad estructural que, en tantos ámbitos; aún pesa en Chile.

Toda  lucha por la igualdad y la no discriminación, sabiéndolo o no; queriéndolo o no; se retroalimenta con otras y va cambiando, las sensibilidades y los conocimientos de la ciudadanía, volviéndonos más justos/as, nobles, empáticos/as y comprensivos/as.

Toda lucha por los derechos humanos, cualquiera sea ésta,  sienta las bases para mejores condiciones de vida y permite más conquistas.

Gracias a todas las luchas, individuales, grupales o institucionales, hoy dimos un nuevo paso que confiamos sea un impulso y una esperanza para  las diversidades de otros países, en particular para aquellos donde ser LGBTIQ+ sigue siendo un delito y/o significa la pena de muerte. No los olvidamos. Nunca. Estamos con ustedes y con cada una de las personas que aún en nuestra propia tierra siguen sufriendo debido a los nocivos efectos de la homo/lesbo/bi/transfobia.

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