CEO de Safe Wave y socio de Araucanía Digital
Para nadie es un misterio que la academia, el empresariado y el mundo público conforman hoy un rico tridente de trabajo recíproco e incremental. Blue Origin y Space X, por poner dos ejemplos notables, se encargan en estos momentos de abrir, en conjunto con la Nasa y otras agencias espaciales internacionales, las puertas a nuestro universo próximo y sus intrincados caminos.
En nuestro país, Entel y el “Lab 5G” de la U. de Chile, ya trabajan con dicha tecnología con empresas especializadas en inteligencia artificial y análisis de datos, permitiendo a futuro acentuar las actuales transacciones comerciales en línea, haciendo de éstas un lenguaje más críptico y eficiente para la movilidad internacional de valores, especialmente.
El Cippec, entidad investigadora encargada de estudiar la injerencia de la IA en la economía chilena, gracias al patrocinio de Microsoft, planteó en un informe que nuestro país podría crecer en un 1% de manera sostenida durante la presente década si la adoptase dentro de su plan estratégico de desarrollo, generando una potente red virtuosa en todos los ámbitos de la economía, especialmente en el comercio, y potenciando, además, otras áreas auxiliares de importancia, como la seguridad personal y de los datos.
En conclusión, las posibilidades de la IA en el desarrollo de nuestro comercio local, especialmente en la actual coyuntura, son lo bastante eclécticas en su ejecución como para asegurar el desarrollo de nuestra economía, inoculando positivamente cada sector de ella, lo que se traducirá en un incremento del PIB.
Ahora, para quienes tienen temor de la implementación de ella como posible causa distópica de la realidad, les recomendaría pensar que la historia es como la analogía de la vida y el río, del sabio Heráclito: aunque parezca que es la misma al interpretarla, lo cierto es que a cada segundo ya no es la misma.
Ahora, sólo nos resta construir el bote algorítmico para navegar de mejor manera en sus aguas.
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