Las criptomonedas continúan batiendo récords en su conjunto, y aunque nada garantiza que el precio vaya a seguir subiendo o tan siquiera mantenerse durante las próximas semanas, lo cierto es que cualquier inversión realizada en criptomonedas desde -por poner una fecha- marzo de 2020 se habría multiplicado varias veces a estas alturas, y no sólo las inversiones realizadas en los popes del mercado -bitcoin y sus bifurcaciones, ethereum o litecoin, por poner tan sólo unos pocos ejemplos- sino también criptomonedas que a priori podrían parecer menores o incluso poco menos que un chiste están dando mucho que hablar durante los últimos meses, y no hay mejor ejemplo de esto último que Dogecoin, una criptomoneda que muchos estarán lamentando no haber puesto en su radar hace unos pocos meses.
Un tweet para despegar a la Luna
Dogecoin era hasta hace pocos meses un activo más en un universo formado por cientos de proyectos, muchos de ellos con un valor testimonial y destinados a desaparecer. El 1 de enero de 2021 para comprar una unidad de Dogecoin había que desembolsar medio centavo, a día de hoy es necesario aflojar 53 centavos de dólar, es decir, una inversión realizada a principios de año se habría multiplicado a estas alturas por más de cien, 100 dólares equivaldrían a 10.000, 1.000 dólares invertidos equivaldrían a 100.000 y así sucesivamente, y todo comenzó con un tweet del presidente de SpaceX y Tesla, cuyo contenido se limitaba a un lacónico “Dogecoin”, a partir de ahí la criptomoneda meme por excelencia comenzó su ascenso al Olimpo de los criptoactivos.
A día de hoy Dogecoin es la cuarta criptomoneda más capitalizada, y con casi 70.000 millones de dólares vale más que muchas de las multinacionales más grandes del mundo, y ya han saltado a los medios noticias de afortunados inversores que apostaron por la criptomoneda del perrito a tiempo y ahora son los poseedores de un patrimonio envidiable -estos son los menos, por supuesto, Dogecoin no ha creado una avalancha de nuevos ricos-.
Pero Dogecoin no es la única criptomoneda “rara” que ha crecido en los últimos tiempos, ya que porcentualmente criptomonedas como Holo HOT o Terra experimentaron durante algún momento del presente año un crecimiento superior al 2.500 por ciento, lo que se traduce en que una inversión realizada en alguna de estas dos criptomonedas con anterioridad a su espectacular subida podría haberse llegado a multiplicar incluso por 25, espectacular sí, aunque ¿seguirá el mercado de las criptomonedas la senda alcista? La verdad es que nadie puede asegurar tajantemente que la cotización se moverá en una u otra dirección, lo que sí es seguro es que criptomonedas y volatilidad seguirán yendo de la mano pase lo que pase.
Un mercado extremadamente volátil
Pero a pesar de las espectaculares subidas que las criptomonedas pueden experimentar -como hemos visto con Dogecoin- incluso invertir en bitcoin sigue teniendo sus riesgos, sobre todo si se realiza compra a crédito o en el caso del trading apalancado, ya que un mercado que sube tanto y tan rápido -hace poco más de un año la capitalización total era de una séptima parte de lo que vale ahora- perfectamente puede caer igual de rápido y con la misma fuerza, como por otra parte ya demostró en el 2018.
Dada la tendencia de las criptomonedas a oscilar arriba y abajo en su cotización, no es de extrañar su presencia en las plataformas de trading online, ya que cuando se invierte mediante esta técnica no se compran las criptomonedas propiamente dicho, sino que mediante operaciones apalancadas -lo cual añade un extra de riesgo importante- se abren posiciones cortas o largas según se espere que el precio caiga o suba respectivamente. Y por supuesto no olvidar nunca la importancia de leer reseñas de brókeres confiables antes de seleccionar la plataforma de trading ideal para cada tipo de inversor, ya que de nada sirve una buena estrategia si se opera en una mala plataforma.
En cualquier caso, no se debe olvidar nunca que la exposición a un determinado activo no debe poner en riesgo las finanzas del inversor, se debe tener en cuenta que toda inversión puede fallar, y por lo tanto no hay que arriesgar capital que no se pueda perder sin sufrir graves consecuencias.
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