La Araucanía y su tesoro paleontológico: se han detectado huellas de hasta 320 millones de antigüedad

CPP Araucanía 1Hoy disponible a través de mapas digitales, accesibles para todo público, la Cartografía de Potencialidad Paleontológica de la región revela que existen 27 unidades geológicas fosilíferas, las que representan un 17,4% del área regional. 

El astrapotérido más grande conocido en Chile (un mamífero de grandes caninos similar a los actuales jabalíes), el ejemplar de Theosodon de menor antigüedad de Sudamérica (una especie de llama moderna pero con un tipo de trompa) y el único ejemplar chileno del género Glossotherium (del orden de los perezosos) fueron parte de la fauna de la Región de La Araucanía en la era cenozoica, específicamente entre 12 a 10 millones de años atrás. Pero no es solo eso: también fue el hábitat de nuevas especies, identificadas en la formación Curamallín, que son el Protypotherium concepsionensis, parecido a un conejo; el Luantus solpallwei, un tipo de roedor, y el ancestro más antiguo del género de sapos Rhinella en Sudamérica.

Todo esto, así como el hecho de que en la región las formaciones fosilíferas con registros de vida más antiguos datan del Carbonífero temprano (320 millones de años), forma parte de la extensa riqueza fosilífera que ha podido ser detectada en La Araucanía y que hoy está disponible en la Cartografía de Potencialidad Paleontológica de la región, elaborada por el área de Patrimonio Natural y la Oficina Técnica Regional de la Secretaría Técnica del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

La Cartografía permite, mediante Sistemas de Información Geográfica (SIG) y la digitalización de la información en mapas, dar a conocer bajo una adecuada escala la ubicación espacial de unidades geológicas fosilíferas (con antecedentes paleontológicos), susceptibles (sin antecedentes, pero con posibilidad de contener fósiles de acuerdo con su composición) y estéril (muy poco probable que alberguen restos fósiles). Todo ello, realizado en base a una acabada investigación bibliográfica y procesamiento de datos espaciales.

A partir de este análisis, se logró determinar que existen 27 unidades geológicas fosilíferas, las que representan un 17,4% del área regional. La información está disponible en https://geoportalcmn.maps.arcgis.com/.

El secretario técnico del CMN, Erwin Brevis, destacó la relevancia de esta información. “Es tremendamente útil para la gestión y protección del patrimonio paleontológico, y también dirigido a formuladores de proyectos, pues contarán de manera rápida y accesible con datos para abordar de manera eficiente los informes paleontológicos que se requieran. Su uso ha permitido mejorar los tiempos de respuesta y pronunciamientos del CMN en proyectos que ingresan al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental y que tienen componente paleontológico”, expresó.

El proyecto de Cartografía de Potencialidad Paleontológica (CPP) se inició en 2016 en las regiones de Atacama y Coquimbo, y hoy ya abarca desde Arica y Parinacota hasta Araucanía. Luego, se añadirán las regiones de Los Ríos y Los Lagos. 

La seremi de las Culturas Jeannette Paillan, en tanto, subrayó que “nos parece fundamental contar con esta información en torno al patrimonio paleontológico y ponerla al acceso de la ciudadanía, pues contribuye a conocer el pasado de nuestra región, nos permite tener una aproximación más exacta en torno a los hallazgos que dan cuenta de la existencia de vida que habitó este territorio hace millones de años”.

Enorme registro de vertebrados fósiles

La geóloga Maccarena Carrasco, encargada del desarrollo de la CPP, explicó que todos los hallazgos “dan cuenta de una época en la que Sudamérica tuvo un desarrollo aislado de otras masas continentales, que podría semejarse a lo que sucede actualmente con Australia. Además, estas faunas habitaron durante el alzamiento de la actual Cordillera de los Andes, por ende, su estudio nos ayuda a comprender cuándo y cómo ocurrieron los cambios climáticos, geográficos y evolutivos asociados a todos los movimientos tectónicos que han ocurrido en nuestro territorio”.

Destacó que, ya en la era Mesozoica, se pueden encontrar fósiles del Triásico Superior (237-201 millones de años) en las Formaciones Llafquentué-Huimpi y Panguipulli, como Dicroidium, Cladophlebis, Gleichenites, Linguifolium, Pseudoctenis y Sphenobaiera, floras típicas de aquel periodo geológico, y durante el Jurásico (201-145 millones de años), principalmente fauna marina abundante como amonites, equinodermos, bivalvos, briozoos, trazas fósiles, algas y foraminíferos, lo que indica un importante evento marítimo acontecido en la región.

Pese a que no hay registro de grandes vertebrados mesozoicos, sin duda lo que más resalta es la riqueza del registro de vertebrados fósiles continentales del Cenozoico (era de los mamíferos), destacando, principalmente, la Formación Curamallín (Mioceno superior; ca. 22–10.7 Ma). Allí abundan los hallazgos de diversos vertebrados continentales (astrapoterios, metaterios, notoungulados, armadillos, perezosos, litopternos, primates, aves y anfibios, entre otros), además de peces, bivalvos, gastrópodos, ostrácodos, moluscos, estramatolitos y flora.

Culminando el viaje fosilífero para la región, se han reportado mamíferos en varios depósitos del Pleistoceno-Holoceno de la región (~2,58 millones de años al presente): gonfoterios (Alto de Boroa, Los Sauces, Galvarino, Nueva Imperial y Carahue), camélidos (Paleolama en Los Sauces y Malleco, y Lama en Los Sauces) y caballos (Equidae, en Carahue y Pucón e Hippidion en Huimpil), así como diatomeas -importantes indicadores paleoclimáticos- en depósitos lacustres en las cercanías de Lumaco que, al ser estudiadas, evidencian las variaciones de profundidad y temperatura del agua, además de fósiles de flora y moluscos que se preservan hasta la actualidad.

Maccarena Carrasco resaltó la importancia del patrimonio paleontológico del país. “El concepto de fósil abarca toda evidencia de vida en el pasado, incluyendo desde huesos a cualquier registro que hayan hecho los organismos en su diario vivir (como huellas, por ejemplo), así como organismos microscópicos como polen o foraminíferos. Un fósil es un evento rarísimo en la naturaleza, único, irremplazable e irrepetible, y ayuda a reconstruir la historia de la vida en la Tierra”, enfatizó. 

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