Patrick Dungan, B.B.A Business Administration, Consultor Internacional, seremi de Hacienda gobierno Piñera
El desarrollo de China ha sido un factor de la mayor relevancia para el mundo durante estas últimas cuatro décadas. El crecimiento que ha mostrado desde que empezó a reformar y liberalizar su economía ha sido un verdadero fenómeno para estudiar y analizar, su PIB ha crecido un 9% anual, como promedio, y esto ha permitido que alrededor de 800 millones de sus habitantes hayan escapado de la pobreza. El enorme tamaño de su mercado y base de manufacturación han rediseñado la economía global, este dragón gigante ha despertado de años de ignominia y su máximo líder, Xi Jinping, que ha liderado China durante la última década, espera usar este desarrollo, riqueza y crecimiento, para reformar el orden geopolítico del mundo.
China se ha convertido en la fábrica del mundo y el principal exportador de bienes de consumo del mundo, no existe una tienda o un almacén en el mundo que no tenga productos del gigante asiático, sus aviones y satélites surcan los cielos y los autos, buses, metros y trenes, recorren las carreteras y vías de conectividad de la mayoría de las naciones. Un día cualquiera para un habitante de este globo, sería impensado sin la presencia de productos hechos en China, hemos asumido que nos vestimos, comemos, consumimos sus bienes y somos totalmente dependientes de estos para llevar una vida normal.
Nubes negras están acechando al gigante asiático, el escenario tan auspicioso que mencionamos anteriormente en cuanto a crecimiento y dominación económica global, está cambiando, y afecta lamentablemente a la paz mundial. La respuesta la podemos dividir en tres importantes variables: población, productividad y militarización.
Partiendo por la población, debido a políticas aplicadas durante la década de los ochenta, en la cual se debían pagar multas si una familia tenía más de un hijo, la China actual presenta una declinación de la población desde hace una década. El partido Comunista intenta convencer a las familias chinas de tener más hijos, pero sin éxito. Las Naciones Unidas aseguran que para mediados de siglo, la población en edad de trabajar puede haber disminuido en un 25%, sería el adiós de la Fabrica China y de su ventaja en manufacturación.
En cuanto a productividad, las sanciones que ha impuesto los Estados Unidos a la venta de chips para computadores avanzados, ha dañado las firmas Chinas que producen celulares, equipos médicos y automóviles, esto se traduciría que al final de la década, el PIB chino se reduciría en un 2%. Si los Estados Unidos logran persuadir a naciones OCDE de limitar o terminar sus exportaciones de tecnología estratégica hacia China, se calcula que en diez años más la economía china sería 10% menor de lo que debería ser. Otro factor complejo es que en un futuro inmediato, mucho de los esfuerzos estarán dedicado a cuidar de una población que se ha avejentado y dejando poco tiempo para la innovación y el desarrollo tecnológico.
El escenario más preocupante es como evitar una tercera guerra mundial, no hay palabras que pudiesen representar como sería un conflicto entre las dos potencias más grandes del mundo. Es importante recordar el papel que juega Taiwán (Formosa) en esta variable, una isla a 160 kilómetros de la costa de China, que juega un rol crucial en el futuro de las relaciones entre las superpotencias, China y los Estados Unidos. Durante la guerra civil entre las fuerzas Nacionalistas de Chiang Kai- shek y el Partido Comunista liderado por Mao Zedong, en la cual vencieron en 1949, haciendo que los Nacionalistas huyeran a la isla donde han liderado por las décadas siguientes.
China ve a Taiwan como una provincia separatista que eventualmente estará bajo el control de ellos y el Presidente Xi Jinping ha señalado que la reunificación con Taiwán debe ser realizada y no ha descartado el posible uso de la fuerza para lograrlo. Mientras que Taiwán se considera muy distinto a China, ya que tienen su propia constitución y autoridades democráticamente elegidas, solo el 7% de los taiwaneses apoyan la reunificación.
Algunos expertos señalan que la pregunta no es si va a existir una guerra sino cuando va a empezar, en caso de un ataque chino, el Presidente Biden ha señalado que defendería los intereses taiwaneses, que es un aliado histórico. Si las dos superpotencias que están muy equilibradas en sus fuerzas, entraran en un conflicto, el escenario sería muy grave. China, como potencia económica juega un rol preponderante en el mundo, ahora puede demostrar que su fuerza va más allá del tema económico y que ejercerá el control geopolítico en su vecindario. El dragón despertó, y el mundo se puede enterar de la peor manera, esperemos que la diplomacia y el raciocinio puedan imperar y triunfar.
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