Directora comercial Grupo RCD
Durante el desarrollo profesional más del 70% de las personas en el mundo han experimentado el fenómeno conocido como el “Síndrome del impostor”, de acuerdo a un estudio publicado por el International Journal of Behavioral Science. Este trastorno consiste en la sensación de las personas de no ser lo suficientemente buenas, inteligentes o capaces en lo que desarrollan, a pesar de contar con testimonios de logros obtenidos o importantes objetivos alcanzados laboralmente.
Si bien es un problema que puede afectar a cualquiera, diversos estudios demuestran que este fenómeno impacta particularmente a las mujeres, quienes a menudo enfrentan barreras adicionales en el escenario laboral.
La igualdad de género y el empoderamiento femenino están en el centro del debate, pero el “Síndrome del impostor” persiste como una sombra que acecha. ¿Por qué nos afecta más a las mujeres? La respuesta radica en los estereotipos de género arraigados en la sociedad.
Desde temprana edad, a las mujeres se les dice que deben ser perfectas, cumplir con expectativas poco realistas y equilibrar múltiples papeles. La falta de representación en roles de liderazgo y la presión para cumplir con estándares inalcanzables, han contribuido a que el “síndrome del impostor” sea un obstáculo significativo para muchas mujeres en sus trayectorias profesionales.
En este contexto, se presenta una oportunidad única para abordar este fenómeno desde una perspectiva de empoderamiento femenino que permita generar herramientas para superar este síndrome.
Reconocer los logros propios: Registrarlos en un documento, ya sean grandes o pequeños. sin minimizar las contribuciones de otros y para otros. Acostumbrarse a celebrar las victorias, por pequeñas que parezcan.
Buscar mentorías: Encontrar a otras mujeres que inspiren y guíen. Conversar con quienes hayan superado desafíos similares, pues pueden entregar valiosas perspectivas y apoyo fundamental.
Desafiar los estereotipos: Atreverse a romper moldes, desafiar expectativas o ajustarlas a las propias, y no a lo que se crea que otros esperan. Proyectarse para asumir roles desafiantes y demostrarse, primero a una misma y luego a los demás, la capacidad para destacar en cualquier área.
Aprender a aceptar elogios: Interiorizar los elogios y aprender a aceptarlos con gratitud, sin minimizar ni magnificar nada, pues ambos caminos pueden llevar al auto-sabotaje. Aceptar y agradecer los aplausos de otros es una forma de autoreconocerse y autovalorarse.
Superar el “Síndrome del impostor” no solo es un regalo para nosotras mismas, sino también una contribución valiosa a la construcción de un mundo más equitativo y justo. Avancemos hacia un futuro donde todas las mujeres se sientan empoderadas y seguras en sus habilidades y logros.
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