Un estudio realizado por investigadores de la University of Massachusetts Amherst y la American University mostró que cuando la temperatura baja de los 20 °C, la motivación para perder peso puede caer hasta un 7 %. Pero ¿sabías que el invierno también puede ser un aliado en ese objetivo?
“Exponerse al frío moderado o a ambientes más frescos hace que el cuerpo gaste más energía para mantener la temperatura corporal. Eso activa la llamada ‘grasa marrón’, un tipo de tejido que quema calorías para generar calor, lo que contribuye al proceso de adelgazamiento”, explica el médico nutriólogo Nataniel Viuniski, especialista en obesidad y miembro del Consejo de Asuntos de Nutrición de Herbalife.
Aun así, si te cuesta entrenar o seguir la dieta cuando hace frío, mira estas estrategias que puedes aplicar en tu rutina diaria:
1. Incluir té o café antes de entrenar
Especialmente por la mañana, preparar una taza de café negro o té verde puede ayudar a activar el cuerpo antes del entrenamiento. Estas bebidas aportan cafeína, que favorece el estado de alerta y aumenta la sensación de energía para la actividad física. “Es mejor evitar el azúcar para no sumar calorías vacías”, señala el nutriólogo.
2. Incorporar sopas nutritivas en los días fríos
Además de reconfortantes, las sopas bien elaboradas pueden aportar los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del cuerpo sin exceso de calorías. Una combinación equilibrada incluye una fuente de carbohidratos (papa, camote, yuca o arroz), una proteína magra (pollo o carne sin grasa) y vegetales ricos en vitaminas, minerales y fibra (como col rizada, brócoli, escarola o espinaca). Ingredientes grasos como mantequilla o crema, así como el pan acompañante, pueden ser evitados, según el especialista.
3. Asegurar proteínas en todas las comidas
Esta estrategia puede ser útil para mantener el apetito bajo control — algo que tiende a intensificarse en invierno — y también favorecer el aumento y conservación de masa muscular. Algunas opciones calientes incluyen huevos revueltos, una taza de chocolate amargo caliente con whey protein, un sándwich con queso magro derretido o incluso una barra de proteína calentada 10 segundos en el microondas, que gana una textura aún más deliciosa.
4. Planificar la rutina de entrenamiento con anticipación
Dejar la ropa lista la noche anterior puede facilitar la práctica de ejercicios al día siguiente. Este gesto simple ayuda a mantener el enfoque. La sensación de haber cumplido con el entrenamiento suele ser muy gratificante.
5. Mantener el cuerpo en movimiento, incluso en casa
Cuando cuesta salir por el frío, los entrenamientos cortos en casa (20 a 30 minutos de HIIT, funcional o aeróbico) ya pueden marcar una diferencia. Aplicaciones como HerbaFit, de Herbalife, incluyen clases variadas y sesiones en vivo para fomentar la motivación. También es posible monitorear la alimentación y tener una visión completa de la rutina. “Durante el invierno, el progreso puede parecer más lento, pero lo esencial es mantener la constancia, no buscar la perfección”, comenta el nutriólogo.
6. Dormir bien para regular el apetito
El invierno puede alterar los ritmos circadianos. Por eso, mantener horarios regulares y reducir el uso de pantallas antes de dormir puede favorecer un descanso de calidad. “Una mala noche de sueño disminuye la leptina (hormona de la saciedad) y eleva la grelina (hormona del hambre), lo que puede dificultar el control de la alimentación”, finaliza Viuniski.
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