Durante más de 11 años, Elsa Coloma, asesora del hogar de 45 años, vivió como allegada junto a su hija en la casa de su hermana en Recoleta. Llegó desde Temuco buscando mejores oportunidades, pero la realidad en Santiago no fue fácil: los altos precios de la vivienda y la falta de acceso a crédito hipotecario la obligaron a postergar su sueño de tener un hogar propio.
“Vivíamos juntas, junto a otros cuatro familiares. Siempre soñé con tener un espacio propio”, recuerda.
El panorama de Elsa es similar al de miles de mujeres en Chile. Según datos de Creditú, el 95% del financiamiento hipotecario sigue concentrado en la banca tradicional, con condiciones que muchas veces excluyen a trabajadoras independientes o informales y de acuerdo al Informe de Género en el Sistema Financiero 2025, elaborado por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), refuerza esta brecha: solo un 43.5% de los créditos hipotecarios son otorgados a mujeres, y los montos que reciben son 40% menores que los de los hombres.
Para Elsa, esos números se transformaron en una realidad cotidiana. Aun así, siguió ahorrando cada mes, convencida de que algún día encontraría una oportunidad. Y esa oportunidad llegó.
“Hace tiempo que estaba ahorrando, nunca pensé que iba a tener mi propia casa. Fue una sorpresa y, de alguna manera, una recompensa al esfuerzo de tantos años. Todo el proceso fue ágil y bien acompañado, lo que me permitió concretar la compra sin que se complicara”, cuenta sobre su experiencia con Creditú, fintech chilena que ayuda a familias que no califican en la banca tradicional a acceder al sueño de la vivienda propia.
Este año, Elsa logró comprar su primera casa en Colina 2, un hogar de tres habitaciones, cocina y baño que hoy comparte con su hija de 18 años, quien se prepara para entrar a la universidad.
“Ahora tenemos nuestro espacio, un barrio tranquilo, buenos vecinos y la tranquilidad de vivir con dignidad”, dice emocionada.
Desde Creditú explican que historias como la de Elsa se repiten con frecuencia, especialmente entre mujeres que lideran sus hogares.
“Más del 55% de las personas que financian su vivienda con Creditú son mujeres jefas de hogar. Nuestro propósito es justamente ese: abrir la puerta al financiamiento para quienes históricamente han estado fuera del sistema bancario”, señalan desde la fintech.
A pocos meses de haberse mudado, Elsa sigue comprando muebles y acondicionando su nueva casa, paso a paso.
“Cada paso me hace sentir que cambié mi vida. Puedo vivir tranquila, seguir trabajando y asegurarle un futuro estable a mi hija, que el próximo año empieza la universidad”, dice.
Su historia deja un mensaje que resume años de esfuerzo: la constancia, el ahorro y la búsqueda de nuevas alternativas pueden abrir oportunidades incluso cuando el sistema parece cerrado.
“Ahorrar, trabajar y ser constante es la única forma. Yo lo hice y ahora puedo decir que tengo mi casa propia después de tantos años como allegada”, concluye.
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