La actividad, enmarcada en su programa socioeducativo, buscó fomentar el deporte como un elemento clave para la reinserción y la proyección personal. Este tipo de acciones fomentan habilidades sociales, disciplina y hábitos saludables en un entorno estructurado y seguro.
Las declaraciones de los participantes, Alexis y Luciano reflejan el profundo impacto de esta travesía.
Para Alexis, la expedición fue su «primera vez que hago trekking y fue muy divertido en realidad». Destacó la belleza del entorno y las dinámicas grupales con sus compañeros y profesionales a cargo.
Más allá del logro físico de llegar a la cumbre y ver el cráter, Alexis enfatizó el valor formativo de la experiencia: «Conversamos temas serios, nos comprometimos con todo lo que conlleva hacer un viaje así, la responsabilidad, el trabajo en equipo».
Resaltó la importancia de la coordinación y el apoyo mutuo, señalando: «si uno se cansa paramos todos y después seguir avanzando en equipo”. Finalizó su reflexión con un mensaje de esperanza y cambio: “de repente cosas buenas te conllevan a después a tener otra expectativa de vida y hacer cosas diferentes que no tenías planeado hacer”.
Por su parte, Luciano describió la experiencia como «súper grata» y manifestó que tanto él como su compañero quedaron «asombrados por la vista». La cima del Nevado de Sollipulli se convirtió en un momento de introspección y motivación para Luciano: “Me causó nostalgia cuando llegamos a la cima y recordar el pasado y ver ahora la libertad que tengo».
La experiencia lo inspira a futuro: «Me inspira a seguir adelante”. Además, dejó en claro su deseo de repetir la experiencia: “Obviamente si volvería a repetirlo, sin duda, ojalá haya más salidas así”.
Preparación y Propósito
El ascenso fue el resultado de un trabajo anual que incluyó preparación física, charlas técnicas y motivacionales. El grupo estuvo compuesto por dos jóvenes de iniciación y dos tutores con nivel avanzado/experto en montaña. El equipo contó con profesionales tutores del Centro como Maickel Cádiz, profesor de educación física y Claudio González, psicólogo (socio de la Federación de Andinismo de Chile – FEACH).
Los profesionales a cargo enfatizaron que el objetivo es fomentar actividades deportivas como un elemento de reinserción social, proyección personal, y como herramienta de adaptación social y empatía con el medio ambiente. La expedición se preparó siguiendo una rigurosa metodología de seguridad 3×3, utilizando equipo técnico esencial como crampones, mosquetones y GPS.
El Nevado de Sollipulli, un volcán activo con un enorme glaciar en su cráter de 5 km de diámetro, sirvió como el escenario perfecto para que estos jóvenes demostraran su compromiso con el trabajo en equipo y su camino hacia una nueva perspectiva de vida.
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