En una ceremonia cargada de simbolismo, espiritualidad y compromiso patriótico, soldados conscriptos participaron de la tradicional Vigilia de Armas previa al Juramento a la Bandera, acompañados por autoridades civiles y militares en el templo mayor de la ciudad.
Con una ceremonia solemne y profundamente simbólica, el pasado martes se realizó la Vigilia de Armas del Destacamento de Montaña N° 8 Tucapel en el Templo Catedral de Temuco, en el marco de las actividades previas al Juramento a la Bandera.
El acto fue encabezado por el Vicario Judicial y Canciller de la Diócesis San José de Temuco, presbítero Carlos Hernández Cordero, y contó con la presencia de destacadas autoridades civiles y militares, entre ellas el delegado presidencial Eduardo Abdala Abarzúa, el General Jefe de la Novena Zona Policial de Carabineros, Patricio Yáñez Nahuelhuaique, y el Comandante del Destacamento Tucapel, coronel Julio Romero Caballero.
El ingreso del Estandarte de Combate y la interpretación de la Banda Instrumental marcaron el inicio de esta emotiva celebración, que reunió a oficiales, clases y soldados conscriptos en un ambiente de recogimiento y compromiso con la Patria.
La ceremonia litúrgica incluyó oraciones, lecturas bíblicas y una homilía cargada de profundidad espiritual. En su mensaje, el padre Carlos Hernández transmitió los saludos del obispo Jorge Concha Cayuqueo, ausente por compromisos pastorales. “Nuestro obispo me ha pedido encarecidamente que les transmita su saludo más afectuoso y bendición. Está unido fraternalmente a esta celebración”, indicó el vicario.
Durante su prédica, el sacerdote señaló que esta vigilia representa un momento clave para los soldados: “Es un momento sagrado para el encuentro con Dios que ilumina y guía cada paso de nuestra vida y de manera particular la vocación militar que ustedes han abrazado”.
Basándose en la Primera Lectura del libro del Génesis, el presbítero recordó la lucha de Jacob con Dios, interpretándola como una metáfora de las batallas interiores de quienes eligen el camino del servicio: “Las heridas pueden transformarse en marcas de bendición para ustedes, soldados. En la dificultad, Dios está presente… no teman enfrentar sus batallas”.
A continuación, reflexionó sobre el Salmo 16, haciendo un llamado a la vigilancia activa y la contemplación espiritual: “Como soldados su misión les exige mirar al frente, discernir amenazas, pero este salmo los invita a levantar la mirada más allá de lo visible, a contemplar el rostro del Señor”.
Finalmente, comentó el Evangelio según San Mateo, destacando el ejemplo de Jesús como guía del servicio y la compasión: “La fe no es ajena a su vocación militar. Al contrario, la ilumina y la enriquece. En el encuentro con Dios, en la contemplación de su rostro protector, y en la preocupación activa por el pueblo como Jesús, encontrarán la fuerza y el propósito para sus vidas”.
El acto culminó con la bendición de los soldados juramentados, marcando un nuevo paso en su camino de entrega y vocación.
Una tradición con raíces profundas
La Vigilia de Armas es una ceremonia con raíces medievales, que antecede al Juramento a la Bandera, uno de los momentos más significativos para todo soldado chileno. Inspirada en antiguas prácticas de oración, reflexión y preparación espiritual antes de ser armados caballeros, esta vigilia busca recordar que el servicio militar se sustenta no solo en el deber, sino en valores profundos, como el compromiso con el prójimo y la disposición a servir incluso con la propia vida.
Con esta celebración, el Ejército de Chile, en comunión con la Iglesia y la comunidad, reafirma los lazos entre vocación patriótica, formación espiritual y servicio público. Una vez más, Temuco se convirtió en escenario de este rito solemne, que año a año da testimonio del compromiso de sus soldados con la historia y el futuro del país.
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