Director carrera Nutrición y Dietética
Universidad Santo Tomás
Nuestro cuerpo debe adaptarse a las bajas temperaturas y la alimentación también. Mientras en verano necesitamos alimentos refrescantes, en invierno nuestro organismo requiere más calorías para mantener el calor corporal, por ello disponemos de alimentos estacionales como legumbres, papas, entre otros, cuya utilidad biológica es facilitar la reserva de energía.
No hay que olvidar que -independiente de la estación del año- , convivimos con un problema de salud pública: la obesidad. Su causa es el consumo de más calorías de las que necesitamos, tendencia que se acentúa en los meses de frío debido al consumo de alimentos tradicionales, pero de alta densidad energética, como sopaipillas, pan amasado, picarones, legumbres y embutidos, entre otros.
Es por ello que, para una mejor nutrición, se debe mantener una alimentación saludable durante todo el año, se deben evitar estos alimentos de alta densidad energética e incorporar verduras a la alimentación diaria. En esta época disponemos de verduras de hojas, como acelga, lechuga, espinacas, puerros, brócoli y coliflor, entre otros; alimentos que provocan una mayor sensación de saciedad por su volumen o por requerir mayor masticación.
A modo de ejemplo, sugerimos un menú sencillo para un día de frío y que nos permita cuidar nuestra salud:
Desayuno: leche semidescremada, acompañado de frutas. Una tostada integral con quesillo.
Colación: Si tenemos actividad moderada a baja, un yogur.
Almuerzo: No es necesario sólo consumir sopas hirviendo. Viene bien una ensalada de lechuga con pimentón, una sopa de fideos o arroz con caldo de pollo. Como plato de fondo, carne o pescado a la plancha.
Colación de tarde: Una manzana o jugo de fruta.
Comida: En nuestro país se acostumbra una once. Se sugiere un sándwich de atún, pavo (se puede incorporar una hoja de lechuga). Si usted cena, una crema de verduras viene bien.
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