Pobreza: injusto desequilibrio entre capacidades y oportunidades

Pobreza: injusto desequilibrio entre capacidades y oportunidades

La fortaleza de Esmeralda, la alegría de Don Lalo, el esfuerzo de Flor, la tenacidad de Pedro y el amor incondicional de Pamela. Éstas son las cualidades que se repiten con frecuencia al conocer las historias que hay detrás de los rostros de la pobreza. Son personas que he tenido el privilegio de conocer en mi recorrido por los programas sociales del Hogar de Cristo, personas que han pasado por momentos complejos de abandono, carencia, dolor o enfermedad, pero que gracias a un pequeño empujoncito, han podido retomar su vida y salir adelante.

Como fundación, estamos convencidos que las personas más vulnerables no tienen “escasos recursos”, muy por el contrario, poseen enormes capacidades que no han tenido posibilidad de desarrollar. Por eso, nuestro desafío como institución es entregarles herramientas, empoderarlos, para que ellos mismos puedan superar su condición de pobreza y exclusión. Ése es el sentido del trabajo comunitario que realizamos en los centros de encuentro para adultos mayores; salas cuna y jardines infantiles; programas de reinserción escolar; iniciativas de capacitación y empleo; entre muchos otros.

Como decía San Alberto Hurtado, “hay entre los directores de esta obra el firme propósito de no contentarse con el mero acto de caridad de dar alojamiento al pobre, sino también de hacer cuanto se pueda por irlo readaptando en la vida humana. Una de las primeras cualidades que hay que devolver a nuestros indigentes es la conciencia de su valor de personas, de su dignidad de ciudadanos, más aún, de hijos de Dios”.

Aún existen más de 2,5 millones de personas que viven bajo la línea de la pobreza, que necesitan de una mano para salir de esta situación. Tenemos una tarea inmensa por delante, pero no imposible de cumplir si trabajamos en conjunto las organizaciones sociales, el Estado, las empresas privadas y la comunidad.

Siempre hay opciones para ayudar. Estamos en los últimos días de la Campaña de Socios del Hogar de Cristo, buscamos aliados que nos permitan seguir manteniendo nuestras más de 800 obras de Arica a Porvenir, en las que acogemos con amor y entregamos oportunidades a más de 70 mil personas. Esta misión la realizamos por justicia, no por caridad, por eso los invito a hacerse parte de este sueño país.

Verónica Monroy
Directora Social Nacional del Hogar de Cristo

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