Rodolfo Hlousek nos golpea la mesa y hace patente nuestro estado de desorden desde su poesía

Rodolfo Hlousek nos golpea la mesa y hace patente nuestro estado de desorden desde su poesía

“La institucionalidad cultural nos cerró la puerta al misterio… Nos instalaron una plataforma artístico cultural que nos dejó un vacío en lo mágico”. Magia que para él es posible encontrar en la poesía, que ha sido una posibilidad clara y rebosante de incidir en la realidad.

Comienza a escribir desde sus primeros años de adolescencia en el Liceo de Hombres de Chillán, allí también se toma el cargo de director de cultura del centro de alumnos, que hasta entonces no existía en la organización.

La soledad fue la circunstancia vital que le llevó a escribir pero su personalidad inquieta le lleva también a participar en proyectos literarios de la época tal como el grupo literario Ñuble y más tarde, al entrar a la Universidad del Bio Bio a la carrera de Pedagogía en Castellano, participa de un taller literario dirigido por Sergio Hernández y Héctor Ponce de la Fuente y paralelamente comparte con otros poetas ligados a la Revista Filomena, La Barca y Glamal con quienes comienza a organizar lecturas y compartir su poesía en distintos escenarios de la ciudad, donde autores como Rimbaud, Poe y Essenin eran los primeros invitados.

Es así como se fue ampliando el campo artístico de Hlousek, llegando a participar de varios encuentros nacionales de literatura, instancias que le motivaron a seguir escribiendo y perfeccionándose tanto en sus lecturas como en su propia pluma, la que desde el principio estuvo marcada por la observación del entorno político y la crítica social sin miedo.

Por motivos personales debe abandonar la Universidad del Bio Bio y viaja a instalarse en Temuco donde se incorpora a la ya desaparecida Universidad de Temuco, inscribiéndose en la carrera de Periodismo. En esta ciudad ha seguido escribiendo con el mismo fervor de adolescencia por casi 15 años. Ha padecido y disfrutado las vicisitudes de una vida comprometida con su oficio que ya cuenta con una tonalidad propia la cual nos viene a reiterar conceptos valóricos extraviados donde el orden primordial de las cosas han sido profundamente desvirtuados por el sistema capitalista y de consumo.

Hlousek actualmente se encuentra terminando sus estudios de Periodismo en la Universidad de la Frontera y ya ha sacado a luz varias publicaciones como “Amor y Sangre” (1995); “Poemario de Ruta” (1998); “El Blues de la Revolución” de modo autogestionado y; “Persistencia del Alba” (2008) por Editorial Ripio – Chile; y recientemente a fines del 2010 “(0) Orden” por Editorial En el Aura del Sauce – Argentina.

Su propuesta poética se aleja claramente de otros poetas de su generación. Desde su discurso como autor de “(0) Orden” se desprende una visión intransigente con la realidad social y política actual. Si bien revela en sus líneas un desprecio alevoso al sistema dominante, también lo hace desde su estética escritural, con una poesía de la subversión que nos remite a la potencia crítica de los años 80 realizada principalmente desde la música de aquellos tiempos.

Para conocer de primera fuente su visión sobre el mundo y propuesta artística hemos querido conversar con Rodolfo y hacerle algunas preguntas sobre su trabajo:

¿Qué significa y qué importancia crees que tiene hacer poesía luego del gran desencanto de los 90, la banalización de grandes temáticas y el desgaste de los discursos críticos de este último decenio?

Desde lo cultural la poesía es un registro de la existencia humana, la huella del ser humano por la tierra. También es una manifestación de la subjetividad en frente a las certezas que nos han impuesto. Es un proceso de autoreflexión sobre estas categorías que han sido validadas. Desde lo social la poesía es una revisión por nuestro propio espíritu, poblematiza el sentido. El don de la palabra está dado para la comunión, es un don de la verdad y la claridad. Tiene tanto valor como cualquier otro oficio, pero hoy no se le asigna la importancia que antes se le daba. No podemos dar por concluida la poesía. El error es que en esta lógica cientificista de la realidad no sirve la divagación, no sirve la imaginación. Todo es tan funcional, la ciudad es un sistema de función donde lo humano pierde su vínculo con la naturaleza y el otro. Entonces la poesía y el arte en definitiva nos puede ayudar a encontrarnos a nosotros mismos. En esa templanza que es necesaria para deconstruir la realidad está la poesía como una amiga.

¿Cuál es tu propuesta discursiva dentro del panorama literario actual?

En primer lugar, creo que es importante velar por la autenticidad antes que la originalidad, lo estético está supeditado a lo histórico, uno debe escuchar a la época y desde ahí plantear un discurso. Mi discurso poético hoy en día es muy crítico con respecto a la institucionalidad, a la estructura social, al mundo de mercado. Si tú revisas el país en términos geopolíticos éste responde a la productividad, se justifica en lo económico. El conocimiento científico al servicio de la economía en detrimento de otros conocimientos, el artístico, el religioso y el popular. NO a la reflexión crítica, NO al sentido común, NO a la sabiduría. Yo reviso las artes desde ahí.

¿Qué es Chillán para ti después de tanto tiempo de estadía en Temuco y otros lugares?

Creo que todas las ciudades han cambiado, podría decirte, así como lo decía Teillier, que quería volver a Lautaro natal porque se iba a encontrar con los amigos, con lo mágico, con el lar. Con Chillán me pasa lo mismo, pero llego allá y se me desvanece. Aunque igual uno siempre está buscando aquella pulsión por lo auténtico y primigenio. Todos los centros urbanos han entrado en la lógica de la modernidad.

Considerando el gesto desafiante y hostil de “(0) Orden” hacia la cultura dominante, ¿dónde se sitúa el autor sin tener que hacer ese gesto a sí mismo?

En el libro estoy incluido dentro de esta cultura, sin embargo el hablante lírico del libro busca incomodar, intento volver a la adolescencia y ser como esos primeros acordes de la guitarra que suenan ruidosos y cochinos, eso me pareció atractivo. Pero desde el punto de vista histórico traté de situarme en la poesía de los años 80 en Chile, en una poesía que es dictatorial, que es de una honestidad brutal, contra los dictadores, contra los regímenes económicos y especialmente contra lo que es la Constitución del 80 bajo la cual seguimos viviendo. Entonces es una crítica a la lógica impuesta por esta comitiva de ministros que tuvo Pinochet, donde las universidades y la educación pública perdieron su valor, donde no hay un programa político hasta hoy. La izquierda trata de inaugurar un programa pero están todos muy acomodados, incluso el Mir hoy en día también tiene lógicas de productividad y se instalaron muy bien en esta pseudo democracia. El estatus quo y la ciencia a su favor ha llevado al hombre a la soledad, la soledad como un vaciamiento del espíritu humano. Traté de que este libro fuera un documento de esta época, de la barbarie.

¿Crees que “(0) orden” se escapa del análisis academicista?

Sí, es la búsqueda. Me interesa lo académico siempre y cuando tenga un pretexto para plantear ciertas problemáticas que no se han planteado. Las Universidades no se han hecho cargo de lo que está pasando con los mapuches, con lo que está pasando con el mundo campesino, es más, lo etiqueta , lo rotula como la diferencia, pero no habla desde la diferencia entonces el mundo académico es totalmente funcional al sistema. Pero nadie se hace cargo de la informalidad.

¿Donde encuentras referentes políticos que puedan revitalizar los discursos críticos actuales?

Me gustaría dejar patente que me interesa mucho el programa que los intelectuales de la época radical cuando se decía que “gobernar es educar”, cuando Francisco Bilbao llamaba a que nos independizáramos culturalmente de Estados Unidos, que las imprentas fueran laicas y no formaran parte de un grupo eclesiástico sino que la libertad por sobre todas las cosas, la libertad de expresión, de prensa, de imprenta. Creo que el pensamiento radical fue muy importante para que la clase media saliera adelante a través de los méritos, no a través de compadrazgo o proyectos como se hace ahora. Acá nos quedamos en los 80 y no sabemos dónde ir.

Gentileza, www.surco.cl

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