“Trascender a una etapa distinta en el uso de computadores”, es la frase que utiliza el director del IIE doctor Enrique Hinostroza y con la cual responde al objetivo que plantea el proyecto Fondecyt que él, junto a los investigadores Christian Labbé -también del IIE- y Magdalena Claro del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE) de la PUC, se adjudicaron este año y que ya está en marcha.
La investigación busca entender cómo se desarrollan competencias de uso de TIC para resolver problemas de información y comunicación en jóvenes de liceos de la novena región, cuyas edades fluctúan entre los 15-16 años y que tuvieron buenos resultados en el Sistema Nacional de Medición de Competencias TIC en Estudiantes (SIMCE TIC), para así diseñar futuras estrategias de enseñanza y aprendizaje en el área. “Queremos descubrir cómo es que estos jóvenes tienen estas habilidades para poder posteriormente traspasarlas a sus pares”, dijo el doctor Hinostroza.
Los antecedentes de SIMCE TIC
Esta evaluación fue aplicada por primera vez en 2011 y su objetivo fue determinar el nivel de desarrollo de las llamadas Habilidades TIC para el Aprendizaje que alcanzaron los estudiantes del sistema escolar chileno y así poder conocer factores individuales y de contexto que pudiesen estar relacionados con el desarrollo de estas habilidades.
Desde aquí se hizo un análisis crítico de cómo se utilizaban las herramientas como el correo electrónico, los buscadores, hojas de cálculo y procesadores de texto, entre otros para resolver tareas de comunicación y manejo de información. Asimismo se analizó cómo este uso también está vinculado a aspectos legales y éticos como el plagio o conductas reñidas con la moral.
Con estos antecedentes, cuyas variables aún están siendo analizadas, las preguntas que surgen son cómo los jóvenes aprenden y quién les enseña estas habilidades. Según los investigadores en el uso de computadores los estudiantes no sólo deben lograr un uso funcional (dominio de aplicaciones básicas y navegación por internet), sino también desarrollar habilidades cognitivas de orden superior (como evaluar, analizar o representar) para resolver tareas vinculadas a la información y comunicación que son particulares al contexto digital. “Nosotros apuntamos a descubrir cómo es que se desarrollan esas habilidades”, explicó el doctor Hinostroza. “Es importante saberlo, porque estas nuevas habilidades son muy necesarias para el aprendizaje en contextos tecnológicos y para el futuro de los jóvenes como profesionales y miembros de una sociedad crecientemente basada en el conocimiento”, agregó.
Derribando mitos
La primera etapa del estudio es exploratoria y en palabras de los ejecutores el primer paso es investigar a fondo a los alumnos seleccionados, saber por qué les fue bien en la evaluación y tratar de demostrar qué es lo que hacen para tener esas buenas competencias. “Indagaremos cómo usan las TIC en sus hogares, en el colegio y la interacción con sus profesores”, dice Labbé. Sobre esta base, se identificarán y caracterizarán aquellas actividades que se vinculen a un mejor desarrollo de dichas habilidades.
Contrario de lo que habitualmente se cree, el nivel socioeconómico no siempre es un factor influyente. Según el doctor Hinostroza, el mito de los nativos digitales, multitareas y que aprenden solos por el hecho de tener acceso a la tecnología no es así. "Sustantivamente, los alumnos de hace 30 años son culturalmente similares a los actuales. La diferencia es que hay acceso a una serie de herramientas y la gente cree que los jóvenes lo usan todo. Y eso no es verdad porque puede que las conozcan pero no las usan. Hay una constante que dice que el uso elaborado de las herramientas requiere mucho estudio y además debe haber alguien que les enseñe”. Incluso con esta ayuda, no es suficiente. A un adolescente no se le va a ocurrir de manera espontánea como optimizar búsquedas en internet, por ejemplo. “Entonces nuestro propósito se centra también en qué es lo que hace que un joven, independiente que tenga acceso a nuevas tecnologías las 24 horas al día, sepa buscar o manejar mejor ciertos conocimientos”, acota Hinostroza.
Competencias 2.0 y las posibles claves
A ese tipo de destrezas, el Mineduc las denominó como Habilidades TIC para el Aprendizaje (HTPA) y se definen como “aquellas habilidades necesarias para resolver problemas de información, conocimiento y comunicación en ambiente digital”. Y es así como estudiarlas, entenderlas y diseñar modelos para trabajarlas en la educación se vuelve un desafío fundamental considerando la evidencia internacional relativa a la poca frecuencia de integración de las TIC en las estrategias de enseñanza y aprendizaje.
“Queremos entender también las estrategias. Suponemos que la clave radica en la interacción que hay en el entorno cercano y también con el capital cultural de la familia de origen, que a la larga incentiva a la discusión, búsqueda de respuestas y generación de ideas”, dice Labbé.
Es posible que el diálogo con los padres, la inserción en grupos que posean una cultura y capital social amplio sean determinantes y que no necesariamente el nivel socioeconómico de los jóvenes sea fundamental. “Existe una diferencia que vale la pena investigar”, concluyó Hinostroza.
Intervención
La segunda etapa del proyecto se basa en un diseño cuasi-experimental, es de carácter cuantitativa y está orientada a evaluar las estrategias de enseñanza y aprendizaje definidas en la primera etapa. Para ello, se aplicará el test de HTPA y se intervendrá un conjunto de cursos para que desarrollen este tipo de actividades en el marco de las clases de lenguaje, ciencia y matemática. Asimismo, está contemplado realizar entrevistas a profesores y alumnos y se harán observaciones de clases.
Finalmente los resultados serán analizados usando técnicas de análisis cualitativo y luego se aplicarán técnicas cuantitativas para establecer correlaciones y verificar la significancia de las diferencias encontradas.
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