¡Que viva la cruz de mayo!
Aquí anda la Santa Cruz, visitando sus devotos
con un cabito de vela y un cantarito de mosto.
Si la tiene no la niegue que le sirva de algún daño
el negarle la limosna a la Santa Cruz de Mayo…..
Muchas gracias… (caballero, señorita, señora, jovencita, jovencito)
por la limosna que ha dado
pasaron las Tres Marías por el camino Sagrado
se va la Pepita, se va la Manzana, adiós señorita, será hasta mañana…
Una tradición que lucha por prevalecer es la celebración de la Cruz de Mayo, que todos los 2 de Mayo convoca a adultos, jóvenes y niños en La Araucanía, quienes cantando la célebre canción hacen de esta noche, una noche de identidad local.
Para algunos la fiesta de la Cruz de Mayo tiene sus orígenes en los tiempos de la Conquista, cuando una de las devociones más generalizadas en el país era el culto a la Santa Cruz. Como el misionero católico apenas sabía el idioma de los indios a quienes venía a evangelizar, para hacerse entender, necesitó servirse de signos externos para reforzar su enseñanza. Para esto recurrían a la cruz, que colocaban en alguna colina o lugar visible cerca de sus misiones.
En tanto que para otros la devoción se remonta a los tiempos de la Iglesia Cristiana, cuando los fieles buscaban afanosamente los restos del madero en que fue levantado Jesús, La tradición atribuye a Santa Elena, la madre del entonces Constantino, el éxito de esta búsqueda que tuvo feliz término logrando recuperar estos maderos y también la conversión de su hijo al Cristianismo.
Según este relato la Iglesia recuerda el 2 de mayo de cada año este hallazgo de la Santa Cruz y la celebra con una liturgia especial, donde el pueblo lo celebra con fogatas o luminarias que en los fríos días de mayo vendría a dar cierto calor a la vida religiosa.
Como cada año, la celebración de la Cruz de mayo, preservada especialmente en la zona sur del país, tuvo varias expresiones populares y religiosas en distintos puntos de la capital regional. Prácticamente en todos los sectores de Temuco niños, jóvenes y adultos tocaron puertas de domicilios y negocios para recaudar alimentos y otros donativos, premunidos del símbolo de la cruz y velas que iluminaron su transitar.
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