Pequeños empresarios turísticos reafirmaron su unión con los vecinos del sector rural de Curacautín para dar vida a una inédita fiesta costumbrista, con gastronomía alemana, mapuche fusión y el tradicional asado al palo, además de artesanía y folclore, todo en torno al Patrono de los animales.
La denominada Sierra Nevada, entre Curacautín y Lonquimay, se convirtió en uno más de los espectadores de una tradición que sigue más vigente que nunca y que los vecinos, colonos y microempresarios del turismo se dedican a mantener presente.
En el denominado Barrio Manchuria, al oriente de Curacautín, 5 pequeños emprendedores turísticos llevaron lo mejor de sus productos hasta este sector rural, para unirse a la comunidad: pequeños agricultores y hortaliceros mapuche, además de colonos que hace algunos años se instalaron en la zona. Todos dejaron de lado sus diferencias para dar vida a la primera Fiesta Costumbrista en honor a San Francisco de Asís
La jornada partió temprano, con la celebración de la eucaristía al aire libre, en la Parroquia de San Francisco de Manchuria. Tras la misa campesina, engalanada por conjuntos folclóricos, decenas de animales, desde las tradicionales mascotas domésticas hasta ovinos recién nacidos, recibieron la bendición en nombre del Patrono de los animales. Fueron varios los turistas quienes no dudaron en disponer a sus cachorros domésticos para recibir el agua bendita. Una de ellos fue Claudia Mogintale, proveniente de Brasil, quien junto a su perro Zinho, no dudó en destacar el evento como “una feria costumbrista distinta. Sin bien la cueca la encontramos en otros lugares, acá la mesa es distinta a todo”. Al igual que muchos, esta turista carioca agregó que pensaba “que iba a hacerse el mismo día 4 de octubre, pero acá estamos, Zinho fue “benetizado” (sic), lo trajimos desde Brasil porque siempre está con nosotros. Lo trajimos en avión y hoy a esta fiesta” finalizó.
La misa y la bendición de las mascotas dio paso a la procesión hacia las siembras de trigo. Fueron los mismos vecinos quienes escoltaron la carreta sobre la cual se instaló la figura del Patrono, tirada por una yunta de bueyes, reviviendo la tradicional peregrinación del mundo rural. El cielo ausente de nubes con la Sierra Nevada de fondo, fue testigo de la ceremonia, que traslado a vecinos, y guitarras hasta un predio aledaño. En el lugar y al compás de la cueca, los mismos feligreses pidieron a San Francisco no sólo por sus animales, sino también por la producción y la abundancia de las cosechas.
Pasado del mediodía la fiesta religiosa dio pie a las costumbres más típicas de la zona, desde la ancestral artesanía mapuche, telares y tejidos en fieltro, hasta la cocina autóctona fusión, con recetas heredadas del mundo pehuenche, pero con preparaciones gourmet. A ellas se sumó la riqueza de la comida Bávara alemana y el tradicional asado de cordero al palo, estofado, y empanadas, en una mezcla de sabores culturas para todos los gustos.
En la fiesta familiar la repostería tradicional y las recetas en base al ancestral piñón, además de la cervecería artesanal de la zona también dijeron presente, para el deleite de cientos de familias que llegaron desde rincones tan apartados como Francia, Brasil y varios del otro lado de la cordillera. Para José Luis Álvarez, del eco lodge Vórtice Chile “hemos reunido lo mejor de lo nuestro, incluyendo a comunidades mapuche desde la alta cordillera de Lonquimay, colonos campesinos con productos como asados, cazuelas, costillar de cerdo ahumado, cocina alemana bávara”. Agrega que todo surge al juntarse “emprendedores, vecinos y una feria rural para celebrar a San Francisco, en una asociatividad. Nosotros dejamos de competir como restaurantes, como centros turísticos y nos unimos luego a la comunidad. Eso es el Barrio Manchuria y ha habido una respuesta fantástica de los visitantes, para venir a la fiesta costumbrista”. Eusebio Sepúlveda, Presidente de la Junta de Vecinos Manchuria Río Blanco, agrega que “este fue un ejercicio que hicimos el año pasado con una pequeña muestra de lo nuestro, de nuestro campo, pero este año encontramos apoyo de los microempresarios de Barrio Manchuria, quienes nos involucraron a nosotros para lograr todo esto de manera asociativa”. El dirigente rural enfatiza que, además de dar a conocer el sector de incomparable belleza natural, la Fiesta Costumbrista de San Francisco “permite una entrada económica que es esencial para la gente del campo y que hoy lo estamos logrando. Somos agricultores, colonos de un rincón de la cordillera Las Raíces, gente que produce en pequeña escala las hortalizas y esto sirve para reforzar nuestro bolsillo también”
Una jornada que contó con el apoyo de Sercotec. La directora regional del organismo, Paola Moncada, quien fue parte de la jornada, enfatizó que “un grupo de 5 microempresarios, unidos con productores locales a través de la asociatividad, levantaron esta iniciativa, poniendo en valor el turismo, la oferta local, el desarrollo del emprendimiento del territorio y por cierto el Servicio de Cooperación Técnica ha financiado parte de esto, con un presupuesto superior a los $11 millones, además del trabajo en conjunto con el municipio local, porque lo que queremos es relevar a los emprendedores de la zona, varios de los cuales comercializan desde las hortalizas, hasta su artesanía, productos gourmet del territorio y a través de las empresas de turismo”.
Una celebración que permitió dar a conocer los encantos del denominado Barrio Manchuria de Curacautín, donde las actividades al aire libre, como el canopy sobre el río Cautín, arborismo, escalada en roca, paintball, junto a la inolvidable experiencia de pernoctar en domos entre árboles, en Vortice eco lodge, se une a las comodidades y la riqueza gastronómica alemana de AndenRose. Para gustos más exigentes, las cabañas y tinajas de agua caliente al aire libre, en NewenPüllü, son la opción para disfrutar de la montaña, pero sin dejar de lado las comodidades. A sólo un par de kilómetros de ahí, los senderos del Salto del Indio permiten el contacto con la flora nativa para llegar a una de las varias caídas de agua de la zona y, al regresar, degustar lo más típico de la gastronomía criolla, admirando las especies de aves como pavos reales y patos presentes en el lugar. Finalmente, a la hora del relajo, las tinas instaladas en medio del bosque nativo de las termas Cañon del Blanco, son la opción para contactarse con lo más intimo de un Barrio que es opción para todos los gustos y que, en opinión de José Luis Álvarez “nos convierte en una oferta única, diversa, asociativa y sustentable”.
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