Reducir la jornada significa disminuir de un 10% a un 12% la capacidad de producción. Y las pymes tienen muy pocas opciones, entre ellas, contratar a más personas que puedan suplir esa caída, invertir en capacitación o en tecnología para promover la eficiencia y, finalmente, incurrir en mayores costos por horas extras para suplir esas 5 horas de trabajo menos.
Pese a que recientemente se comprometió apoyo y gradualidad de 5 años en la aplicación para absorber la reducción con el menor impacto posible, quienes trabajamos directamente con ellas y hemos visto cómo este año han estado particularmente afectadas por la situación económica que atraviesa el país, sabemos que se deben comprometer más ayudas para que se puedan adaptar a este nuevo escenario y no traspasar el costo al consumidor final.
Gabriel Vergara
CEO Smart CFO
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