Consejera Ana María Soto impulsa mesa de trabajo para solucionar el deplorable estado del Camino a Botrolhue

IMG_5130Hasta el Camino a Botrolhue, en el sector surponiente de Temuco, llegó la consejera regional Ana María Soto para reunirse con vecinos, representantes de diversas comunidades y particulares que residen junto a esa vía, que es la única que permite acceso vehicular al sector. Cada invierno, debido a las lluvias, la ausencia de obras importantes y al alto tráfico, la vía adquiere verdaderas «lagunas» que se extienden tanto por la calzada como en los predios donde se encuentran las viviendas.

Durante su recorrido, la consejera pudo constatar las inundaciones que afectan a los residentes y el lamentable estado de la vía, que se convierte en un desafío peligroso para el tráfico, especialmente para los vehículos más pequeños.

Varios de los residentes, especialmente los más antiguos, expresaron su frustración debido a que, a pesar de que han pasado muchos años desde que el sector se convirtió en residencial y se transformó en una zona urbana de Temuco, aún no se ha pavimentado ni se han realizado obras significativas, como en gran parte de la ciudad.

«Los vecinos me han señalado que el mal estado de la ruta se ha agravado en los últimos tiempos. Cerca de 400 familias y siete organizaciones utilizan este camino y sufren a diario por su deterioro», explicó Ana María Soto, quien agregó que, según las cifras proporcionadas por los propios residentes, más de 100 vehículos circulan por hora en esta calle. «El Camino a Botrolhue es ahora un área urbana, debido a las modificaciones en el plan regulador. Por lo tanto, es necesario establecer una mesa de trabajo con vecinos, organizaciones del sector y las instituciones y servicios correspondientes para buscar soluciones a corto, mediano y largo plazo. Pavimentar esta avenida no será fácil», subrayó.

Después de visitar el Camino a Botrolhue y reunirse con los afectados durante el fin de semana, la primera acción tomada por la consejera fue solicitar una reunión entre los líderes vecinales y la seremi de Vivienda, Ximena Sepúlveda, encuentro que se concretó este lunes.

Al finalizar la conversación entre las partes, la consejera informó que la autoridad planteó que un proyecto de pavimentación podría no tener rentabilidad social, posiblemente debido al bajo número de habitantes en la zona. Sin embargo, la seremi acogió la inquietud vecinal y dejó abierta la posibilidad de reevaluar esta idea.

La consejera también inició una serie de gestiones con otras autoridades regionales para solicitar nuevas reuniones y que los vecinos del Camino a Botrolhue fueran escuchados en persona.

«En esta mesa de trabajo que estamos creando, convocaremos a diversas entidades relacionadas con la búsqueda de una solución definitiva, como la Dirección de Aguas, el municipio, la Seremi de Medio Ambiente y otras. Sabemos que llevar a cabo obras de gran envergadura no es sencillo ni rápido, pero creemos que podemos lograrlo estableciendo plazos y objetivos concretos», puntualizó Ana María Soto. Destacó que pavimentar esta zona, que incluye un humedal y varios canales, no depende sólo de la voluntad del alcalde, y los vecinos reconocen que el municipio se esfuerza constantemente por reparar provisoriamente el camino con sus propios recursos, pero carece de la maquinaria y la capacidad necesarias para realizar una pavimentación definitiva, lo que resulta en que la ruta sea prácticamente intransitable cada vez que llueve.

VECINOS

Alejandro Cartes, vocero de los vecinos del Camino a Botrolhue, valoró las gestiones inmediatas de la consejera regional. Afirmó que «tenemos un flujo vehicular tan alto, además de las personas que vienen a practicar deportes en los diferentes complejos de nuestra zona, que hacen que el camino no cumpla con las condiciones mínimas para un tráfico fluido».

Cartes también mencionó las inundaciones constantes debido al desbordamiento del estero Lircay, lo que deja la calzada inutilizable. «Hay un tramo específico del camino donde ocurren inundaciones cada año, a veces solo los vehículos 4×4 pueden pasar, y debido a charcos con casi 60 centímetros de profundidad, los automóviles pequeños e incluso los que brindan servicios de reparto de agua, alimentos o gas quedan atrapados en el lodazal», sostuvo.

El vocero señaló que este problema afecta a todos, y la molestia es transversal, independientemente de la situación económica, ya que lo sufren desde personas que pagan contribuciones millonarias al Estado cada año y esperan que se les devuelva con condiciones adecuadas para el tráfico, hasta modestos comuneros, pequeños parceleros y estudiantes que deben caminar entre el agua para llegar a las paradas de transporte público.

«Más de 400 familias se ven afectadas directamente por las malas condiciones del camino, y se suma la falta de señalización para identificar los nombres de los sectores y las comunidades mapuches locales. Esto ha llevado a que los conductores de vehículos de emergencia se desorienten y tarden en llegar a situaciones críticas. Hace algunos años, un vecino falleció porque la ambulancia tuvo dificultades para llegar. Incluso hay tramos interiores que más parecen caminos de cosecha forestal que una calle urbana», concluyó.

Alejandro Cartes destacó que, gracias a la intervención de la consejera Ana María Soto, los vecinos tienen buenas expectativas de encontrar una solución que mejore sus condiciones de vida.

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