Cuenta que las familias jóvenes prefieren estos juguetes por ser “una opción ecológica y creativa”.
Maritza Weitzel cuenta que cuando nacieron sus hijos buscó juguetes que fueran seguros y apropiados para ellos, de inmediato pensó en artículos de madera, pero en el mercado no los encontró y decidió crear los suyos propios.
“Mi familia tenía una maletería y mi papá me llevaba mucho al taller cuando chica y aprendí a utilizar distintas máquinas, me gustaba mucho, yo pedía para las Navidades una sierra caladora o un dremel por ejemplo. Con ese conocimiento comencé a desarrollar y a crear los juguetes para mis hijos que no encontraba en las tiendas”, cuenta Maritza.
Lo primero que elaboró fue un dinosaurio para su hijo mayor, luego vinieron autos, camiones, barquitos, escobas, etc. “Venían mis amistades a la casa y les encantaban los juguetes y me empezaron a pedir que se los hiciera, regalé muchos al principios, pero era mucho trabajo”.
De ahí que hace cuatro años creó “Weitzel Taller de Juguetes”, un emprendimiento que hoy la tiene construyendo y elaborando juguetes de madera para todo Chile y que comercializa principalmente a través de redes sociales (Facebook e Instagram) y en los locales Decomonitos y Tienda Bonita de Temuco; Espantapajaros en Puerto Octay y pronto también en Frutillar.
“Los juguetes de madera, tal como los hago, muy simples sin mucho detalle, permiten que el niño imagine, no que el juguete le diga lo que tiene que hacer. La imaginación es algo central para el futuro”, recalca Maritza.
Todos sus artículos son detalladamente elaborados. Explica que son “pensados como mamá”, por eso tienen cera de abeja y las pinturas son tintes alimenticios o especiales para maderas. “Mis hijos son la inspiración de cada juguete, mientras han ido creciendo me he ido adaptando y creando nuevas figuras para ellos, además a veces me llegan pedidos especiales de artículos más grandes, como las cocinas para las niñas u otros que junto al cliente vamos creando”, agrega.
La madera es, parte esencial de su trabajo, y la consigue con personas que se dedican a reciclar tablones de tala de bosques o del desarme de antiguas viviendas, aunque comenzó utilizando Pino en prácticamente todos sus primeros trabajos. “Al principio ocupaba mucho pino, porque es una madera muy liviana, fácil de moldear y adquirir, pero luego fui comprando maderas recicladas y me gustó ir jugando con los colores de esa madera nativa reutilizada, así que hoy utilizó de los dos tipos”.
Maritza cuenta que su clientela en un inicio eran principalmente adultos mayores que compraban para sus nietos, hoy dice hay muchas parejas jóvenes buscan este tipo de artículos. “Lo que he notado fuerte estos dos últimos años, es que papás jóvenes andan buscando juguetes de este estilo por ser una opción ecológica y creativa para sus hijos y eso me pone muy contenta”, concluyó Maritza Weitzel.
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