“El emprendimiento es la columna vertebral del mundo de los negocios. La idea de abrir su propia oficina resulta atractiva para mucha gente que ansía más autonomía y control de su vida laboral. Antes de dar el salto, hágase estas preguntas y si avanza, esté preparado para un camino de entusiasmo y recompensas que nunca será aburrido.”
1. ¿Te conoces bien? ¿Eres el tipo de persona que puede poner alma y cuerpo en un emprendimiento comercial y trabajar día y noche para tener éxito, o te sientes más cómodo recibiendo un cheque todos los meses y obteniendo beneficios? Muchos emprendedores optan por iniciar su propio negocio en una compañía que les ofrezca sistemas y herramientas sobre las cuales construir para ayudarlo a iniciarse.
2. ¿Tienes el apoyo de tu compañero/a de vida? Puede ser su esposo/a, compañero/a de vida, miembro de la familia. Tener ese apoyo es fundamental. ¿Tu pareja puede mantener la familia mientras tú estás en la etapa inicial o vuelves a trabajar? La falta de sincronización con sus seres queridos puede crear fricciones en cualquier relación, sobre todo durante el inicio de un negocio.
3. ¿Conoces tu salud financiera? ¿Ahorraste dinero o tiene suficientes recursos financieros para ayudar con los costos iniciales? Existen excelentes recursos para que te conviertas en el dueño de un negocio con inteligencia financiera.
4. ¿Tienes fortaleza? Ser tu propio jefe tiene muchas recompensas, tal como fijar las horas y no tener que responder a nadie más. Pero también requiere resiliencia y fortaleza para soportar las caídas y mantener la responsabilidad. ¿Puedes enfrentar la incertidumbre? ¿Vuelves con un mayor sentido del propósito y compromiso después de que te han rechazado?
5. ¿Deberías iniciar el negocio con un socio? Todas las sociedades, como el matrimonio, comienzan con un halo de entusiasmo y luego se instala la realidad. Si iniciaras un negocio con un socio– elije con inteligencia y a largo plazo. Pregúntate si aporta valor a la sociedad, es decir, fondos para iniciar el negocio o reputación en la industria. ¿Te puede abrir puertas a los clientes? ¿Es el tipo de colega que se arremangará para hacer el trabajo? Comprender qué aporta a la compañía cada uno de ustedes y delinear los roles y responsabilidades de antemano ayuda a que nadie tenga sorpresas ni desilusiones con el nivel de aporte del otro.
6. ¿Has construido una comunidad? Por más genial que sea tener tu propio negocio, es fundamental desarrollar un sistema de soporte. Además de la familia y los amigos, probablemente debas recomendar el negocio a otros de la industria, buscar asesoría y armar redes. Existen numerosas organizaciones de la industria y comercio que puedes considerar desde las Cámaras de Comercio o grupos que ofrezcan posibles clientes.
7. ¿Eres un experto? Cuando inicias tu propio negocio debe ser un experto en la categoría. Si estás lanzando un negocio de mascotas, debe estar al día con todas las tendencias e información sobre ellos. La gente usará tu negocio no solo porque eres razonable y justo, sino también porque ofreces valor que no puede obtener de otros en la misma área.
8. ¿Sabes cómo contratar? La contratación es uno de los roles más importantes que tienes. Asegúrate de contratar para satisfacer las necesidades y realmente comprender las fortalezas y debilidades del candidato. A veces, al comienzo, los dueños de pequeños negocios contratan a familiares y amigos, lo cual puede llevar a resultados mixtos. Lee todo lo que puedas sobre la contratación de una persona que agregue valor a tu compañía en crecimiento.
9. ¿Sabes escuchar? De hecho, muchos emprendedores son apasionados de su área de foco y pueden saber y hablar mucho. Pero es fundamental que escuches y aprendas de tus clientes y les demuestres el valor de las opiniones que te dan y luego hagas los ajustes.
10. ¿Puedes fracasar rápido? Todos cometemos errores, sobre todo en pequeñas empresas. El fracaso de un negocio es inevitable cuando hacemos pedidos de más o de menos, permanecemos mucho tiempo con un proveedor malo o no nos ajustamos a las condiciones de mercado. Una habilidad fundamental de los emprendedores es cometer errores, aprender de ellos y avanzar rápido. La falta de acción o conciencia es lo que lleva a muchas compañías a dar tropiezos.
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