Podemos hipotetizar que una parte muy importante de la explicación está en los distintos cursos de vida que siguen hombres y mujeres. Así, responsabilidades culturales en el cuidado de hijas e hijos, en las tareas domésticas, así como en el cuidado de personas mayores, limitan la cantidad de horas que las mujeres disponen para el trabajo remunerado. Ahora bien, para una disminución de brechas, es menester una participación del Estado más activa en la generación de políticas públicas en educación superior. Paralelamente, sus instituciones también deben hacer eco de esta tendencia de aumentar la equidad en su personal académico, implementando medidas eficaces para ir cerrando estas brechas. En este sentido, resultan favorables los proyectos impulsados para elevar la equidad de género, como el Concurso de Innovación en Educación Superior (INES) en Género, así como el Fondo de Desarrollo Institucional con foco en género, que diversas instituciones de educación superior se han adjudicado. Es de esperar que las medidas implementadas se reflejen efectivamente en un aumento de mujeres con grado de doctor en la academia, contribuyendo así a una sociedad con mayor equidad de género.
Sandra Leiva Gómez
Investigadora Centro CIELO Universidad Santo Tomás
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