Desde la implementación en Chile, el año 1993, de la red de informática educativa denominada “Proyecto Enlaces”, alumnos y profesores de establecimientos educacionales públicos, urbanos y rurales, han tenido la oportunidad de integrar tecnologías de la información y comunicación (TIC) en procesos educativos y administrativos.
Frente a esto, la mirada de Enlaces siempre se desarrolló desde una óptica educativa centrada en alfabetización computacional de alumnos y docentes y en el desarrollo de diversas estrategias de integración curricular de TIC que pudiera apoyar más y mejores aprendizajes pero, durante los últimos años, el cambio en las políticas educativas, orientadas a promover la integración educacional de tecnologías digitales, ha dejado a los establecimientos permeables de tendencias sociales en uso de tecnología.
Hoy en día, las tecnologías digitales han tomado una posición omnipresente, lo que se refleja en la replicación de nuevos y mayores puntos de acceso a ella: desde el hogar, trabajo o espacios personales y a través de teléfonos inteligentes, tablets o computadores portables. Sin embargo, esta omnipresencia que ha permitido una interacción transversal y cotidiana de estas tecnologías, también ha permitido una interacción que, en algunos casos, no es capaz de identificar barreras entre los distintos roles que tenemos como personas, sean éstos el de padres, esposos, amigos, colegas, profesores. He ahí el primer dilema no considerado de la integración de redes sociales en educación, el de multiplicidad de roles en un contexto educativo que sólo demanda uno: el ser estudiante.
Una segunda perspectiva a considerar por los profesores es el sentido de la integración. Al consultar a profesores ¿Por qué usan Facebook en educación? Sus respuestas se centran principalmente en una variedad de situaciones que poco distan con los problemas educacionales. Así argumentos como “los niños necesitan cosas novedosas”, “los profesores debemos estar al día con esto de las TIC”, “los papás nos exigen el uso de computadores”, o “los niños pueden colaborar a través de redes todo el día” toman el lugar de problemas educacionales como la comprensión lectora, el desarrollo de la argumentación, el uso de habilidades cognitivas de orden superior, o el acceso a información no disponible en otros medios como bibliotecas digitales de alto valor educacional.
Todas estas temáticas han sido ampliamente reportadas en la literatura educacional y comúnmente sindicados con críticos en los análisis de pruebas estandarizadas nacionales e internacionales que, cada cierto tiempo, forman parte de un debate que involucra a políticos, intelectuales de otras áreas y estudiantes universitarios.
Por último, un tercer elemento a considerar, dice relación con el uso ético y responsable de la la información, la protección de los menores y el respeto a leyes establecidas.
Son muchos los casos de docentes que usan Facebook con niños menores de 13 años, desconociendo que ese es el límite de edad para ser usuario de la red. Común, también, es el de aquellos docentes que ignorando el respeto por el manejo ético de información suben a la red fotografías de los niños sin el consentimiento de los padres o el asentimiento de los propios niños.
Es por lo anterior, por los beneficios y amenazas que conlleva la utilización de las nuevas tecnologías, que la integración de TIC no puede estar sujeta a modas, requerimientos de los padres o emulación de habilidades TIC de los alumnos.
Las redes sociales, son eso, redes sociales orientadas a la entretención, el comercio y la comunicación. Las herramientas y servicios asociados a redes sociales no son herramientas educacionales, creadas para la educación u orientadas a su uso y los profesores no debemos olvidar que nuestro principal foco no son los recursos, sino la forma en que éstos nos ayudan a solucionar los verdaderos problemas educacionales que tenemos.
Por lo tanto, la invitación pedagógica es a preguntarse cuáles son nuestros problemas educacionales, nuestros nudos críticos para, posteriormente, ver qué herramientas nos podrían ayudar con ellos, sin que esa ayuda ser forzada, sino armoniosa y casi imperceptible.
Cristian Cerda González, es profesor, posee un Master en educación de la Universidad de Oregon en Estados Unidos y actualmente coordina la unidad de TIC de la Escuela de Pedagogía de la Universidad de La Frontera.
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