La iniciativa está inserta en el Piloto de Desarrollo Rural que se ejecuta en esa comuna y que apunta a la diversificación productiva y a un mayor bienestar social y oportunidades para los habitantes del territorio, en un marco de sustentabilidad y cultura local. Los objetivos son aumentar la superficie frutícola, mejorar los sistemas de producción, fomentar el trabajo asociativo, desarrollar productos finales y generar canales de comercialización.
Según informó el director nacional de INDAP, Carlos Recondo, en el piloto participan 32 usuarios de la institución, que entre 2019 y 2021 ha invertido $320 millones en equipamiento (cámaras de frío, salas de proceso y bodegas), asesoría especializada y riego, con foco en los cultivos de nogales, manzanos, frambuesas, frutillas, arándanos y olivos. En ese período la superficie frutícola aumentó de 8 a 20,4 hectáreas y la superficie bajo riego, de 3,7 a 16,7 hectáreas.
Con un aporte de INDAP de $179.289.000 y de IICA de $35.700.000, en mayo de 2020 se concretó el convenio con el IICA, que tiene una duración de tres años y beneficia a los productores del piloto. La asesoría prioriza los rubros de frutales mayores, frutales menores, hortalizas y agroelaborados, y contempla visitas de especialistas, días de campo, desarrollo de imágenes corporativas y el apoyo para la obtención de resoluciones sanitarias y el proceso de comercialización, entre otros aspectos.
Una de las beneficiadas con esta iniciativa es Fabiola Huenchuleo, del sector San Ignacio, camino a Traiguén, quien hasta 2019 se dedicaba a la apicultura, con 40 colmenas, y su huerta. Ese año sumó 7 mil plantas de frutillas, fruto que hoy vende en Los Sauces y Angol. “Las entrego en bandejas en locales comerciales y a particulares”, cuenta. En octubre del año pasado agregó 2.500 plantas de frambuesa que aún están en crecimiento.
“Gracias a la asesoría he aprendido mucho sobre control de malezas y plagas, fertilización y buen manejo de los cultivos. Además ya se ven los resultados, porque la venta de frutillas ha mejorado nuestros ingresos familiares (vive con su marido chofer y un hijo)”, añadió la productora.
María Alarcón, del sector Santa Magdalena, también se sumó a la diversificación y en 2020 plantó 630 nogales que han ido creciendo muy bien en su predio, donde también produce acelga, repollo, arvejas y cilantro, además de criar pavos, pollos y chanchos. “Con la asesoría he aprendido a podar, fumigar y poner cercos. Lo que me enseñan yo lo implemento y lo hago todo sola porque no me gusta pagarle a nadie”, cuenta.
“Con este proyecto tengo la esperanza de que nos vaya mejor y tengamos mejores ingresos, y que lo que hoy estamos haciendo lo hereden mis hijos y nietos, porque una no va a durar toda la vida”, añadió la agricultora, que el sostén de su familia ya que su marido está enfermo y ya no la puede ayudar como antes en las labores de campo.
IICA ha apoyado el trabajo de estos productores campesinos con capacitaciones para el adecuado manejo de sus cultivos frutícolas y hortícolas, guías y registros productivos, así como con cajas de herramientas para recordarles las labores que hoy están mejorando su calidad de vida.
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